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El propietario de Sargadelos mantiene su desafío a las leyes laborales y exige que el Gobierno garantice la seguridad en su planta

El inspector laboral del Ministerio de Trabajo habla con los trabajadores de Sargadelos ante la factoría de Cervo (A Mariña, Lugo)

Gonzalo Cortizo

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Cuando el amago de cierre patronal parecía aplacado, el propietario de Sargadelos, Segismundo García, ha vuelto a insinuar que mantiene el cierre echado a su fábrica en Cervo (A Mariña, Lugo). El empresario pide ahora que sea el Ministerio de Trabajo quien garantice la seguridad en su fábrica, cuestionada por un informe de Inspección que le conminaba a acometer mejoras tras detectar dos casos de silicosis en su plantilla. El empresario, con la prensa local dando altavoz comprensivo a todos sus argumentos, señala al departamento que dirige Yolanda Díaz como responsable del cierre y de las mejoras en la empresa que eviten nuevas enfermedades profesionales. Suma y sigue para un delirio laboral en el epicentro de una de las empresas con mayor valor simbólico de Galicia.

A mediodía de este jueves todo parecía resuelto, tras la reunión del propietario de Sargadelos con su plantilla. En ese encuentro le trasladó a los trabajadores que no habría despidos y que la reapertura de la planta sería cuestión de días. Parecía el fin de su performance, pero no. Mientras la Xunta intentaba mediar entre el patrón y la inspección laboral pidiendo “flexibilidad”, el empresario emitía un nuevo comunicado en el que condiciona la reapertura a que sea el Gobierno quien se haga responsable de la seguridad de sus trabajadores. Menos pedir al ministerio que se haga cargo de las nóminas el empresario parece que lo quiere todo del Gobierno.

La Inspección Laboral está preparando un nuevo informe sobre el cierre de la empresa con la advertencia de que el empresario podría ser acusado de un cierre patronal ilegal. En su huída hacia delante como respuesta a la primera inspección, Segismundo García sortea la legislación laboral básica que ya criticó en un primera y airada carta dirigida a la autoridad laboral, en la que se quejaba de la existencia de demasiadas normas que cumplir como razón para justificar el cierre.

Las fuentes consultadas por esta redacción señalan que ninguno de los trabajadores de la planta ha sido dado de baja en la Seguridad Social, por lo que la compañía mantiene sus obligaciones de abonar las nominas de los trabajadores. Tampoco se ha iniciado expediente formal alguno para el cierre de la empresa. Todo indica que Sargadelos ha elegido una extraña manera de dar una semana de vacaciones pagadas a sus trabajadores, como consecuencia de una pelea tabernaria con el Ministerio de Trabajo. Las idas y venidas del directivo en sus declaraciones a través de comunicados han generado un clima de confusión entre la plantilla. Muchos de los trabajadores no se fían y hoy han vuelto a visitar la planta a su hora habitual para eviotar ser acusados de absentismo. La planta de Cervo carece de comité de empresa y los representantes sindicales que este jueves se acercaron a la planta para asistir a los operarios no consiguieron ningún tipo de interlocución con una plantilla que sabe bien que la actividad sindical no es algo que agrade especialmente a la patronal de su empresa.

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