Polémica en Pamplona por la retirada de una calle a un arquitecto por su pertenencia a la Junta General Carlista

El Ayuntamiento de Pamplona, liderado por EH Bildu, ha anunciado recientemente que retirará de su callejero el nombre de Víctor Eusa, afamado arquitecto que durante las primeras décadas del siglo pasado levantó multitud de edificios en el ensanche de la capital navarra, así como en otras ciudades. El gobierno municipal justifica su decisión en la vinculación de Eusa al bando sublevado durante la Guerra Civil y a la dictadura posteriormente. Pero la medida ha generado polémica en Pamplona y ha dividido al pleno municipal. Desde la oposición, UPN y PP critican que se le retire la calle “a un referente de la arquitectura” al que no se le dedicó ese espacio “por su ideología” sino por su aportación a la ciudad.
La decisión del gobierno municipal responde en realidad a un requerimiento del Departamento de Memoria del Gobierno de Navarra, que en su censo de elementos franquistas incluyó la calle que lleva el nombre de Eusa por haber sido vocal de la Junta Central Carlista de Guerra en Navarra, una estructura que se formó en julio de 1936 para movilizar a requetés al frente de guerra y que posteriormente fue parte del aparato represivo del régimen franquista.
“Su puesta en marcha responde a una iniciativa del coronel Alfonso Beorlegui, al que Emilio Mola había nombrado jefe del orden público, para controlar la situación en Pamplona”, explica el historiador Fernando Mikelarena. “Beorlegui captó para esta junta a los carlistas más alineados con Mola”, apostilla este profesor universitario y autor de media docena de libros y de más de un centenar de artículos publicados en revistas científicas.
Entre ellos, como vocal de la merindad de Pamplona, se encontraba Victor Eusa, quien además antes de la Guerra Civil fue uno de los “chóferes secretos” que utilizó Emilio Mola en sus viajes por Navarra, Iparralde o Zaragoza, entre otras zonas, “para tejer los hilos de la conspiración contra la II República”, apunta Mikelarena. Mola sería a la postre, junto con José Sanjurjo, el máximo responsable del golpe de estado en la comunidad foral. “Estaba ligado de forma muy estrecha a Mola”, añade Mikelarena sobre Eusa. De hecho, Víctor Eusa lideró el proyecto del Monumento a los Caídos de Pamplona que sirvió para albergar los restos mortales de los dos líderes golpistas en Navarra, posteriormente exhumados en 2016. También fue obra suya el diseño del sepulcro.
El historiador Fernando Mikelarena comparte así la postura del Ayuntamiento de Pamplona y del Departamento de Memoria de retirar a Eusa del callejero por “estar implicado en el aparato represivo requeté”. “Como miembro de la Junta Central Carlista de Guerra en Navarra conocía todos los extremos acerca de la represión que se llevó a cabo”, explica, para añadir que “debió haberse retirado ya hace años”.
En 1936 Víctor Eusa fue nombrado arquitecto municipal de Pamplona y posteriormente de la Diputación Foral. Suyos son importantes edificios del ensanche pamplonés, incluido el Monumento a los Caídos, así como de otras ciudades como el viejo Kursaal de Donostia. Fue por su labor como arquitecto por la que se le dedicó una calle en el barrio de Buztintxuri dedicada a diferentes arquitectos, y por ello UPN reclama que no se le retire. “No se puede pisar su trayectoria profesional, tiene la calle por ser un referente arquitectónico, no por su ideología”, defiende el portavoz regionalista en el Parlamento navarro, Javier Esparza.
“Me llama la atención que desde UPN silencien un hecho que está demostrado y es que la junta carlista participó de la represión”, sostiene Mikelarena. Es el mismo argumento que han esgrimido en el pleno municipal de Pamplona los socios del gobierno (EH Bildu, Geroa Bai y Contigo/Zurekin) y el PSN, que si bien han ensalzado la labor arquitectónica de Eusa, consideran que no se debe obviar su vinculación con la dictadura.

Además del de Víctor Eusa, el gobierno municipal de Joseba Asiron (EH Bildu) también va a retirar del callejero al general franquista Javier Los Arcos y al escritor, periodista y cofundador del periódico Arriba España, Ángel María Pascual. En el caso de Pascual, Mikelarena considera “forzado” retirarle la calle, ya que no se le conocen vinculación alguna al aparato represivo de la dictadura, ni textos en los que pidieran “el castigo” de personas no afines al régimen. “Reconociendo su participación en el asalto e incautación de 'La Voz de Navarra' para su conversión en 'Arriba España' y su labor al frente de este periódico, no hay testimonios, a diferencia de Eusa, de su participación en órganos represivos que decidieran sobre la vida de las personas. Los tres nombres serán sustituidos por la pelotari Natividad Bella, la alpinista Paquita Bretos y el escritor, historiador y poeta Hermilio de Olóriz Azparren. El historiador añade que siguen existiendo personajes con calle en Pamplona como Ignacio Baleztena, quien ”financió la conspiración“ y participaba en el accionariado de un periódico como el 'Pensamiento Navarro' ”que alentó a la represión y que durante todo el franquismo se significó por su lealtad“ al franquismo.
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