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Un informe de la residencia de Paiporta donde hubo seis muertos en la DANA desvela avisos erróneos de la Generalitat

Declaraciones testificales de los trabajadores de la residencia de Paiporta.

Lucas Marco

València —
6 de mayo de 2025 07:00 h

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Susana Camarero, la vicepresidenta de Carlos Mazón responsable de las residencias de personas mayores, estaba avisada el pasado 29 de octubre de que los barrancos en la zona de Carlet estaban “a punto de colapsar” por la DANA. Así se lo comunicó, a las 14.44, el entonces secretario autonómico de Emergencias en un grupo de WhatsApp en el que Camarero le respondió: “Jope, si necesitas algo nos dices”. Algo menos de cinco horas después, el agua arrasó la planta baja de la residencia de personas mayores de la empresa Savia en Paiporta, en la que fallecieron seis usuarios. “No les llegó ningún aviso del agua, la tarde estaba muy gris, pero no llovió y entró de repente”, declaró el pasado 3 de abril ante la jueza de la DANA un auxiliar de la residencia, que actualmente ejerce de supervisor.

La dirección general de Dependencia y Personas Mayores, dependiente de la Conselleria de Servicios Sociales, que dirige la vicepresidenta Susana Camarero, había remitido a las 9.52 al buzón general de correo electrónico de la empresa el Protocolo de Actuación en caso de alerta meteorológica por lluvias en centros de día y residencias. El mismo e-mail fue remitido desde la misma dirección general, específicamente, a todos los centro de Savia, excepto al de Paiporta y a otros dos, según el informe de la empresa que consta en el sumario y al que ha tenido acceso elDiario.es.

En el Protocolo de Actuación remitido a las 9.52 por el departamento autonómico de Dependencia y Personas Mayores, que dirige Beatriz Simón, se indicaba que la alerta activa en la zona de Paiporta, a las 7.45 de la mañana, era naranja y que “no había ninguna emergencia activa”. A pesar de que, cuando fue enviado el correo electrónico, la Aemet había elevado el aviso a rojo para toda la zona metropolitana de València.

La empresa hizo un seguimiento en tres de sus centros, situados en las comarcas de Requena-Utiel y la Hoya de Buñol, “debido a la intensidad de las lluvias”. Sin embargo, en el centro de Paiporta no se adoptaron las medidas previstas en el protocolo, ante la falta de avisos por la situación en la comarca de l'Horta Sud.

“No consta por parte de ninguna Administración o autoridad (Policía Local, Guardia Civil, entre otros) durante toda la mañana y las horas previas a la inundación comunicación directa con el Centro Savia Paiporta avisando de ningún riesgo de preemergencia o emergencia”, reza el informe.

El Es-Alert llegó con el centro “completamente inundado”

La residencia vivió “condiciones extremas” en una noche que “desafió todos los límites de lo imaginable”, según indica otro informe del pasado 24 de diciembre remitido a la Fiscalía.

El centro, con 120 usuarios el día de los hechos, está situado a apenas dos kilómetros del barranco del Poyo, en una parcela de casi 9.000 metros cuadrados que incluye el edificio y un amplio jardín.

Sobre las 19.30, aproximadamente, empezó a inundarse la residencia. Los trabajadores organizaron una “escalera humana” para subir a los residentes que estaban cenando en el primer turno para ponerlos a salvo “donde podían”. La psicóloga de la residencia, actualmente directora, aseguró ante la jueza instructora que “no pudieron llamar al 112 porque no daba tono”. Dos vehículos se estamparon contra el centro, arrancando las puertas.

“La primera comunicación oficial del riesgo de inundación llegó a las 20.11 a través del sistema Es-Alert a los móviles de todos los habitantes de la provincia de Valencia cuando el Centro Savia Paiporta estaba completamente inundado”, indica el informe, firmado por el entonces director de la residencia, Alejandro M.

Un gerocultor vio cómo se rompía el vallado de la residencia a consecuencia de la fuerza del agua, que ni siquiera sabía “de dónde venía”. El agua entró en el centro “con mucha fuerza” y, en apenas 15 minutos, les llegaba por la cintura.

Además, al poco de entrar el agua, se fue la luz, con lo cual tuvieron que usar las linternas de los teléfonos móviles. El testigo “se quedó en las escaleras para poder evacuar a la gente en la planta de arriba, hicieron una cadena humana al ver la situación y fueron subiendo a los residentes”.

Una trabajadora de la limpieza, en el primer piso, se “extrañó porque no llovía” cuando escuchó los gritos de “agua, agua”. Desde arriba vio cómo varios de sus compañeros subían “a peso” a los residentes mientras la escalera ya estaba con “agua sucia” y de color “marrón”.

A pesar de la rápida reacción de los trabajadores, seis de los residentes fallecieron en la planta baja. Se trata de víctimas que tenían movilidad reducida y “la ropa mojada”, según explicó ante la jueza una auxiliar de geriatría.

Seis fallecidos y dos lesionados

En la planta baja, según la testigo, había unos 60 residentes. La auxiliar de geriatría relató los hechos con precisión, según reza el acta de su declaración ante la instructora: “Empezaron a evacuarlos uno a uno, intentando subir a los máximos posibles, intentaron subirlos a todos, no sabe durante cuánto tiempo, se quedaron sin luz y el agua era turbia, los muebles empezaron a moverse y no se veía a las personas, saben que están en el mismo sitio, pero no estaban porque se habían desplazado”.

El informe del director de la residencia detalla que en la primera planta había un total de 28 usuarios, dos de ellos encamados. Los seis fallecidos se hallaban en las salas 2 y 3. “La fuerza y el nivel de del agua y lodo, así como la corriente existente, impidieron a los profesionales seguir accediendo a la sala 3 para salvar a la vida de cuatro personas que quedan en dicha zona”, afirma el informe.

Por otro lado, dos personas en la sala 2 resultaron fallecidas tras ser desplazadas en sus sillones por la fuerza de la corriente del agua. El cuerpo de una de ellas fue localizado por la Guardia Civil al día siguiente en unos “campos alejados” del centro. En la primera planta, una mujer evacuada se cayó y sufrió un traumatismo craneoencefálico y otra usuaria una se atragantó y sufrió una broncoaspiración.

La situación que se vivió en la residencia fue dramática, aunque los trabajadores “se compenetraron muy bien para coordinarse” y subir a los residentes. “No veían nada y la corriente era muy fuerte y el agua les llegaba al pecho. Una de las últimas personas que sacaron de la planta baja ”la tuvo que coger un compañero porque casi se la lleva la corriente“, según indica el acta de la declaración de la actual directora ante la jueza.

Sin avisos de “ninguna autoridad”

Por otro lado, el informe del anterior director de la residencia asegura que desde el centro se intentó un contacto “continuo” para pedir ayuda a bomberos, personal de protección civil y “autoridades” tales como la dirección general de Infraestructuras Sociosanitarias, también encuadrada en la conselleria de Susana Camarero. “Dichas autoridades se interesan por la situación y afirman haber trasladado la urgencia a quien corresponde”, afirma el informe.

También constan llamadas de la vicepresidenta Susana Camarero a la psicóloga del centro, “quien afirma haberle manifestado que lo que necesitaban era ayuda”. Sobre las 3.30 de la madrugada del 30 de octubre pudieron llegar a la residencia efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Con ayuda de la UME, los usuarios supervivientes pudieron ser evacuados a las 15.30 del día siguiente de la DANA.

La empresa procedió al realojamiento de 114 personas e informó a los familiares de lo sucedido. Savia también ofreció apoyo psicológico a los 15 trabajadores que se jugaron el tipo para evacuar a los ancianos, que sufrieron una barrancada de la que “no recibieron ningún aviso de ninguna autoridad”, según lamentó ante la jueza el gerocultor que declaró como testigo. Lo mismo dijo la trabajadora de la limpieza: “No tuvieron aviso de peligro del agua”.

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