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Feminismos complejos para una vida digna de ser vivida

Los lemas y las consignas son, en principio, frases cortas, epatantes, con punch… Unas con más acierto y finura, otras con gracia o más originales, pero todas ambiciosas y tratando de transmitir lo esencial de las luchas. Son lemas en el sentido de consigna, una directriz política para quienes salen a la calle, pero también una brújula que señala el horizonte de la vida que queremos construir. Y el feminismo, como cualquier movimiento emancipador, no puede conformarse con la potencia efímera de la consigna. El paso de las propuestas a la realidad —política— cotidiana no es automático: es un trabajo paciente y colectivo, tanto ético como político, tanto analítico como práctico. Quien enarbola un lema se compromete, de algún modo, a ejemplificarlo con sus actos: es lo que en el ámbito anarquista se denomina “propaganda por los hechos”.
Las Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria convocan este año con el lema '¡A las calles! Nos va la vida en ello…'. Animan a defender la vida 'De pie contra el patriarcado, las precariedades y las violencias' pero no solo la vida cualquiera, inespecífica, orgánica, que desgraciadamente aún hay que defender —con 94 feminicidios y asesinatos de mujeres según feminicio.net que contabiliza también el “feminicidio por prostitución”, el “feminicidio infantil” y otros y no solo los íntimos— sino una vida digna de ser vivida.
Sigue siendo necesario tomar las calles y todos los espacios públicos porque son multitud las mujeres que aún no viven ni de lejos en una situación de equidad y el avance global de la extrema derecha amenaza con arrasar no solo derechos conquistados en las últimas décadas, sino luchas que llevan siglos. No viven como merecen, y en algunos casos no sobreviven, las muchas víctimas de violencia física, psíquica, sexual, económica, vicaria —a través de sus niños—, obstétrica durante la gestación y el parto—, y tampoco, ni mucho menos, soportando varias opresiones a la vez, las mujeres racializadas, las migrantes, las discriminadas por disidentes sexuales y de género, las trabajadoras sexuales, las cuidadoras y limpiadoras que pelean cada día en el “suelo pegajoso” —hay que visibilizarlo antes incluso que el techo de cristal—, las mujeres atrapadas en guerras y genocidios. La lista sigue siendo escalofriante.
Por su parte, la Comisión 8 de marzo, que tiene en su haber la convocatoria de las primeras manifestaciones del 8M, mucho antes de que estas se conviertan en multitudinarias, y cuyas incombustibles integrantes llevan luchando desde hace décadas sin descanso, mantiene un lema que ya forma parte de la identidad de esta fecha en Cantabria: 'Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días'. Hoy, incluso más que hace una década, es imprescindible exigir el respeto de todos los derechos y desplegar al protección a la que apunta este lema, cuando la extrema derecha más bizarra, los neoliberales que juegan a antisistema tomando el pelo a sus votantes, como es el caso de Trump, el argentino Milei o en España el chiringuito del vividor del Estado Abascal —que en Cantabria, al igual que en otros muchos lugares, está demostrando la talla moral de sus miembros— se dedican a cargar contra las mujeres trans —en Cantabria ya están intentando legislar contra ellas—, el movimiento LGTBQ+ o las migrantes, demostrando niveles de inhumanidad que cuesta procesar.
No obstante, en los últimos días me ha sorprendido comprobar que algunos grupos políticos integrados en la plataforma feminista, como el PSOE, no encajan bien con el lema de la Comisión. Un PSOE que, por cierto, debería dejar de instrumentalizar el feminismo electoralmente: Zuloaga coloca su logo con cierto descaro en el video de hombres apoyando el feminismo que se ha difundido como parte de la campaña del 8M.
Hablamos de un partido que, vía Fiscalía, junto con dos asociaciones abolicionistas, intentó ilegalizar el primer sindicato de trabajadoras sexuales —no lo consiguió— y juega a la ceremonia de la confusión entre prostitución y trata, mientras fomenta indirectamente la trata al no apoyar de facto a las mujeres migrantes que son quienes la sufren mayoritariamente, pues su gestión de las migraciones ha condenado y condena a miles de mujeres a la prostitución negándoles derechos mediante la Ley de Extranjería, una gestión inhumana de las fronteras, kafkianos trámites administrativos para la residencia legal, redadas racistas, etc. Han propuesto recientemente una reforma del artículo 187 del Código Penal, que actualmente solo castiga la obtención de lucro de la prostitución si ha habido “explotación”, que pasaría a castigarse para quien “promueva, favorezca o facilite la prostitución de otra persona, aun con el consentimiento de la misma”. Los colectivos de prostitutas han señalado que eso tendría como consecuencia para ellas una mayor persecución y precarización. Ahora que el consentimiento de las mujeres está en el centro del debate, cabe preguntarse: ¿va a considerarse válido todo consentimiento, excepto el de las trabajadoras sexuales organizadas?
Es, por cierto, el mismo PSOE en el que, al parecer, con maniobras torticeras, a última hora de un Congreso, ha aprobado eliminar la Q de 'queer', ignorando a les disidentes de género que se identifican más allá de las categorías tradicionales del sistema binario varón/mujer, heterosexualidad/homosexualidad, y que hasta ahora se recogían en la expresión LGTBQ+. Y en el que se impone por momentos, asimismo, el feminismo trans-excluyente, el dichoso TERF, que considera que las niñas tienen vagina y los niños tienen pene, idea que comparten con la extrema derecha y que estoy convencida de que no debe ser mayoritaria en las bases. No podría entender un feminismo que excluyese a las mujeres trans.
Pero más que las idas y venidas del PSOE, que al fin y al cabo suele mostrarse más interesado por el cálculo electoral que por las ideas, me preocupa la participación de la Asamblea de Mujeres de Cantabria, miembro destacado por no decir el más activo, de la Comisión 8 de marzo, en la plataforma abolicionista de reciente creación.¿ Acaso el lema 'Todas las mujeres, todos los derechos…' no incluye a las trabajadoras sexuales que no tienen siquiera derecho a hablar por ellas mismas? Me temo que en ninguna de las organizaciones que integran esta plataforma hay trabajadoras sexuales en puestos de decisión o portavocías. Nunca compartiré el paternalismo , a menudo vinculado a un actitud asistencialista, de mujeres que se arrogan el derecho a hablar por otras mujeres. Están haciendo mucho daño a las prostitutas que han dado un paso adelante y han alzado la voz para exigir los derechos que necesitan.
Aún queda mucho por hacer, con amor y humor, compañerismo y mucha democracia, quedan asuntos por trabajar para que el lema 'Todas las mujeres, todos los derechos, todos los días' se convierta en norma de conducta. Y es necesario tener conversaciones complicadas, pero sería deseable no legislar con prisas ni maniobras torticeras. Con Judith Butler, quisiera poder decir a pecho abierto, en mi nombre y en el de mis compañeres —y aunque todes no pensemos lo mismo— que “estamos al lado de un vida vivible, del amor con todas sus complicaciones y de la libertad, haciendo que esos ideales sean tan convincentes que nadie pueda mirar al otro lado”. En las calles y en las casas, por todas las mujeres, todos los derechos, todos los días y porque nos va la vida en ello.
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