La ruta de senderismo en Andalucía que recorre un camino del siglo XIX entre imponentes montañas repletas de minas

Tramo de la Vereda de la Estrella, uno de los senderos más emblemáticos de Sierra Nevada.

Edu Molina

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Entre profundos barrancos y bosques milenarios, se esconde uno de los caminos más legendarios de Andalucía: la Vereda de la Estrella. Se trata de una antigua ruta minera trazada a finales del siglo XIX que serpentea por la vertiente norte del macizo montañoso, en la provincia de Granada.

Nacida como vía de acceso a las explotaciones de galena y pirita, esta senda de montaña se ha transformado en una de las experiencias de senderismo más impresionantes de la península, uniendo historia industrial y belleza natural en un recorrido cargado de simbolismo.

Desde su inicio en el barranco de San Juan, cerca del núcleo de Güéjar Sierra, la vereda avanza bajo la sombra de castaños y robles centenarios, ascendiendo suavemente en paralelo al cauce del río Genil. A medida que se gana altitud, el trazado ofrece vistas únicas a los gigantes de Sierra Nevada: el Mulhacén, la Alcazaba y el Veleta, cuyas cumbres nevadas dominan el horizonte granadino.

La Vereda de la Estrella es mucho más que un sendero escénico. Es una puerta al pasado minero de la región, un corredor histórico que permite al caminante descubrir ruinas de instalaciones como las minas de La Estrella, La Justicia o La Probadora. Estas explotaciones, hoy devoradas por la vegetación y el silencio, fueron en su día centros de intensa actividad económica.

La senda, acondicionada con mimo y señalización discreta, respeta el carácter original del trazado, ofreciendo una experiencia de inmersión que cautiva tanto a senderistas experimentados como a quienes se aproximan por primera vez a las alturas de Sierra Nevada.

Caminos entre castaños, ríos y picos nevados

La ruta completa de la Vereda de la Estrella abarca aproximadamente 22 kilómetros, con un desnivel moderado que no exige una preparación técnica elevada, pero sí cierta resistencia física. El itinerario más frecuentado comienza junto al antiguo tranvía de Sierra Nevada, en las afueras de Güéjar Sierra, a unos 1.100 metros de altitud.

Desde este punto, el sendero asciende bordeando el río Genil, ganando altura progresivamente hasta alcanzar el Real de la Hortichuela, lugar habitual de descanso y retorno. Durante el trayecto, el senderista atraviesa parajes como el Barranco de San Juan, el Vadillo del río, o la Loma de los Cuartos, donde aún pueden contemplarse antiguos refugios de pastores y restos de la arquitectura popular serrana.

Uno de los elementos más icónicos del recorrido es el castaño centenario conocido como 'El Abuelo', cuyo tronco retorcido y dimensiones monumentales se alzan como un símbolo de resistencia y antigüedad. En las estaciones intermedias del año, el entorno se transforma en una paleta cromática que va del dorado otoñal a los verdes intensos de la primavera, haciendo de cada visita una experiencia visual distinta.

La señalización oficial identifica la Vereda de la Estrella como un sendero de dificultad media, apto para todas las edades con un mínimo de preparación física. No obstante, se recomienda comenzar la caminata temprano y llevar ropa adecuada a las condiciones meteorológicas, que pueden cambiar de forma repentina en la montaña.

Herencia minera y memoria del paisaje

La historia de la Vereda de la Estrella está indisolublemente ligada al desarrollo minero de Sierra Nevada durante el siglo XIX. En plena efervescencia industrial, se abrieron varias explotaciones metálicas en las laderas del macizo, con el objetivo de extraer galena (sulfuro de plomo) y pirita con contenido argentífero.

Para facilitar el transporte de materiales y dar acceso a los trabajadores, se trazó esta senda de montaña siguiendo criterios de funcionalidad y resistencia al terreno escarpado. Aunque la actividad minera cesó décadas después, los vestigios de esa época permanecen diseminados a lo largo del camino, en forma de ruinas, muros de contención, bocaminas selladas y antiguos planos inclinados.

La memoria de este pasado no solo se refleja en las piedras. En los pueblos cercanos como Güéjar Sierra, aún se conservan relatos orales y tradiciones vinculadas a la vida minera y pastoril. Muchos senderistas encuentran en este legado una dimensión cultural que enriquece la experiencia paisajística, al tiempo que se fomenta el respeto por un entorno declarado Parque Nacional y Reserva de la Biosfera.

En los últimos años, distintas iniciativas locales han apostado por promover un turismo sostenible que ponga en valor esta joya patrimonial sin desvirtuar su carácter natural ni su equilibrio ecológico.

La Vereda de la Estrella representa así un cruce de caminos entre naturaleza, historia y esfuerzo humano. Con su trazado centenario, su entorno majestuoso y su capacidad para conectar al visitante con un tiempo detenido en la montaña, esta ruta se consolida como una de las grandes experiencias senderistas del sur peninsular. Un viaje sin prisas al corazón de Sierra Nevada, donde cada paso es una página escrita sobre roca viva.

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