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Enfermeras denuncian la precariedad y falta de estabilización en Osakidetza: “Queremos cuidar dignamente”

Concentración de Satse frente al Departamento de Salud del Gobierno vasco en Bilbao

Maialen Ferreira

Bilbao —

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Decenas de enfermeras, representadas por el sindicato Satse, se han concentrado este lunes frente a la sede del Departamento de Salud del Gobierno vasco en Bilbao con motivo del Día Mundial de la Enfermería para denunciar “la precariedad, la falta de estabilización y la discriminación hacia este colectivo”. “Han transcurrido meses desde el cambio de dirección en Osakidetza y mientras vemos medidas extraordinarias para otros colectivos, no tenemos soluciones para la precariedad que sufren las enfermeras. Este semestre se acaban 700 contratos de enfermeras que no tienen código por lo que no se pueden estabilizar. Muchas trabajan cada día en un centro, y eso dificulta el seguimiento asistencial y la ciudadanía lo nota en la atención que recibe”, ha criticado Amaia Mayor, secretaria general del sindicato mayoritario y que ganó las elecciones en Osakidetza el año pasado.

Sandra es una de las enfermeras que a pesar de llevar 12 años trabajando en Osakidetza no ha logrado tener una estabilidad laboral. “En estos 12 años he tenido decenas de contratos de todo tipo: meses, semanas, días e incluso de horas. Para conciliar tenemos que perder dinero, porque tenemos que reducirnos la jornada para cuidar de nuestros hijos. No nos reconocen el nivel profesional. En estos momentos, en el servicio en el que estoy, en el hospital de Usansolo, por las tardes estamos dos enfermeras para 28 pacientes, cuando se supone que deberíamos estar seis. Nos quemamos, vemos que las cosas no solo no mejoran, sino que van a peor, no nos sentimos valoradas, no se nos escucha ni nos hacen caso para solucionar las cosas lógicas que pedimos, porque no pedimos nada extraño, y al final te acabas quemando. Hemos vivido una pandemia y en muchos sentidos hemos salido perjudicadas psicológicamente y no vemos que se nos valore más”, lamenta la profesional.

El de María es un caso parecido al de Sandra. Ella lleva 16 años, aunque los últimos 8 con jornada reducida por cuidado de su hija. “Tenemos los mismos pacientes, pero con más patologías, más pacientes crónicos y cada día nos incrementan las tareas de cara al paciente y la burocracia. Si queremos dar una buena atención es inviable porque los tiempos son muy cortos. Yo llevo 8 años con la jornada reducida, desde que nació mi hija. Lo hice para poder compatibilizar su cuidado con mi vida laboral. A nivel de conciliación podemos estar juntas, pero a nivel monetario pierdo poder adquisitivo”, sostiene.

Mikel tan solo lleva tres años como enfermero. En su caso, decidió serlo por “pura vocación”. “Decidí ser enfermero por pura vocación, es lo que más me atraía y motivaba, dar atención a las personas, dedicarles tiempo y aportar un granito de arena a su salud para hacerles la enfermedad más ligera y hacerles pasar un buen momento en el mal momento”, asegura. Sin embargo, en el poco tiempo que lleva teme acabar desilusionándose con su profesión. “Al final me he dado cuenta de que no puedo dedicarles el tiempo que quiero, no puedo buscar la mejor forma de atenderles porque el tiempo y la carga que tenemos para atenderles no lo permite. Los enfermeros queremos cuidar dignamente, pero cada vez tenemos más tareas, más temas burocráticos y poco tiempo. La ilusión y la motivación no se me van, pero el estrés se nota”, reconoce.

Desde el Departamento de Salud, también con motivo del Día Mundial de la Enfermería han informado de que en 2019, “Osakidetza puso en marcha un nuevo modelo de gestión de la demanda en Atención Primaria, que dirige a las y los usuarios al profesional más adecuado en función de su necesidad (Medicina de Familia, Enfermería, Administración), lo que mejora la atención y reduce los tiempos de acceso a una consulta sanitaria. Este nuevo modelo tiene entre sus pilares reforzar el rol de la enfermera”. “Procesos leves que hasta entonces eran atendidos en las consultas de Medicina de Familia, (catarros, dolores de garganta, náuseas o vómitos, entre otros), ahora son resueltos por estas profesionales, que trabajan en equipo junto al resto. A lo largo de 2024, los y las enfermeras resolvieron en torno a 450.000 procesos de este tipo, una cifra seis veces mayor que los casos que se atendían en 2019, cuando arrancó este nuevo modelo de atención”, detallan desde el Departamento.

No obstante, la secretaria general de Satse, Amaia Mayor, ha rebatido esa información. “La propia Osakidetza ha puesto hoy de manifiesto que el número de procesos que han atendido las enfermeras en Atención Primaria desde el año 2019 se ha multiplicado por seis, pero lo que no lo han hecho es la plantilla de enfermeras de Atención Primaria, un colectivo que habitualmente no se sustituye y no se ponen medidas compensatorias a su sobreesfuerzo, cuestión que sí que se hace con otros profesionales y nos parece discriminatorio. Las enfermeras queremos cuidar a la ciudadanía vasca como se merece y para eso necesitamos agilizar los procesos de contratación pública, OPEs con un número suficiente de plazas para estabilizar y cerrar los que están en marcha”, asevera.

“Las enfermeras queremos que el Departamento de Salud y Osakidetza tengan en cuenta nuestra opinión. En los últimos meses, en la mesa sectorial hemos tenido que condicionar nuestro apoyo a determinadas cuestiones a que se escuche la voz de las enfermeras. Estamos en el diagnóstico y en las acciones para poner solución, pero no estamos en la toma de decisiones y en los puestos de liderazgo. Por eso, hoy queremos pedir visibilidad, seguridad jurídica, ratios dignas y respaldo por parte de la Administración para el colectivo enfermero”, concluye Mayor.

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