Ciudades más inteligentes y sostenibles gracias a la Inteligencia Artificial

Que la IA va a cambiar numerosos aspectos de nuestro día a día es una realidad que ya vemos. Uno de los casos más palpables es su aplicación en las ciudades. Esta tecnología ya se emplea en ámbitos como la movilidad y el tráfico, la última milla, la gestión del agua, la recogida de residuos y la seguridad ciudadana. Sus efectos positivos sobre la vida de las personas son incuestionables, ya que convierte a las áreas urbanas en lugares más seguros, sostenibles y eficientes. Sobre estos temas se habló en la cuarta mesa de la II Jornada de Inteligencia Artificial: transformando el presente, creando el futuro, organizada el pasado 30 de abril por elDiario.es en Madrid. Los cuatro ponentes coincidieron en que, detrás de las máquinas, es imprescindible que haya una planificación humana dirigida a mejorar la existencia de la gente. Porque ese es el objetivo de la inteligencia artificial: facilitar la vida de los demás sin sustituir las cualidades que son propias de los seres humanos.
“Es una tecnología que nos abre muchas puertas cuando se utiliza de forma adecuada”, afirmó Carlos Martínez Miguel, director global de Soluciones y Servicios de IA y Datos en Telefónica Tech. La movilidad es un buen ejemplo. Este experto explicó cómo las señales en tiempo real que proceden de los teléfonos móviles de cada ciudadano, cruzadas con otras fuentes de datos, permiten conocer la situación exacta de la circulación. De esa manera, los gestores de movilidad son capaces de hacer predicciones de cómo van a evolucionar los patrones de tráfico, anticiparse y actuar de forma adecuada en cada momento. Esta estrategia facilita a la administración ofrecer soluciones concretas –“basadas en datos y no en una mera intuición”, incidió Martínez–, a las personas que habitan y visitan las ciudades.
Hay muchos más ejemplos en los que la IA es una aliada perfecta para ayudar a tomar decisiones correctas. Ocurre en el área de la salud, donde Telefónica Tech participa en proyectos de medicina personalizada de precisión a partir de la combinación de datos del perfil genómico del paciente, su historial clínico y las pruebas diagnósticas. Siempre, eso sí, bajo la supervisión e intervención de un profesional médico. O con la educación. La posibilidad de poder recomendar itinerarios personalizados a cada alumno, en función de sus capacidades e intereses, permite adaptar el temario al ritmo de cada estudiante.
El ponente dejó claro que el uso de esta tecnología “requiere de controles, concienciación y formación” para que su funcionamiento sea correcto. En su opinión, el éxito pasa por conseguir que la IA “nos libere de esas tareas rutinarias, metódicas” e incluso ayude a reducir la jornada laboral, para que “podamos trabajar en cosas de mayor valor, puramente humanas”, como la empatía. Al fin y al cabo, la IA no es creativa. “La creatividad, la sensibilidad y la capacidad de relacionarnos”, apuntó Carlos Martínez, son cualidades propias de los seres humanos que nunca podrán desarrollar las máquinas. “La inteligencia artificial debe propiciar que consigamos mayor igualdad y una mejor distribución de la riqueza y del tiempo”, argumentó.

Atajar la brecha digital
Por su parte, la directora de Tecnología y Transformación Digital de Correos, Chabe Alcantarilla, expuso cómo la IA permite a esta empresa pública optimizar la entrega de sus paquetes, mejorar las rutas y desplazamientos de los carteros, y facilitar la información a los clientes, que pueden seguir en tiempo real cuándo van a recibir su pedido. La invitada destacó que “la capilaridad” de Correos y el fuerte arraigo de este servicio postal en todo el país ayuda a llevar el conocimiento de esta tecnología y a explicarla a colectivos que no están familiarizados con la IA. Es necesario que no se agrande esa “brecha digital” y concienciar tanto a la población en general como a los 45.000 empleados de Correos de los beneficios de la inteligencia artificial, señaló Alcantarilla.
Durante su exposición, reiteró que es necesario ponerse siempre en el lugar del otro para no distanciarse de la gente que no entiende qué es la IA. “Hay que explicar que esta tecnología está cambiando la forma de ofrecer productos y soluciones en los negocios, y que viene para ayudarnos”, argumentó. El problema, lamentó, es que en demasiadas ocasiones se utilizan estas herramientas “como un fin, en vez de como un medio”. Y añadió una última reflexión: detrás de cada algoritmo, cada app y cada asesor virtual, siempre debe haber algún ser humano que valide esas acciones.

Desde el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública, el director general de Red.es, Jesús Herrero, coincidió en que, si las personas son incapaces de saber interaccionar con estos instrumentos digitales, “sería un absoluto fracaso”. “La tecnología nos permite automatizar procesos, agilizar trámites, liberarnos de tareas repetitivas para dedicarnos a temas más particulares y pensar en otras cosas”, dijo.
Por último, Idoia Salazar, fundadora y presidenta del Observatorio del Impacto Social y Ético de la Inteligencia Artificial (OdiseIA), reiteró que la IA contribuye “a cubrir huecos a los que muchas veces no llegamos por falta de recursos, pero no a sustituir a nadie”. Salazar recordó que “es necesario pensar humanamente hacia dónde queremos encaminar la tecnología”. Se trata, concluyó, de que las personas sepan utilizar de manera inteligente las herramientas de que disponen “para mejorar la vida humana”.
