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Sobre este blog

Espacio del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha para destacar el papel del arquitecto en la creación de espacios que trascienden lo funcional, invitando a la reflexión y el debate.

'ARQUITECTURA para respirar', alude a la inevitabilidad de la arquitectura, porque como el hecho de respirar es algo que está siempre presente, incluso cuando no somos conscientes. Y, a su vez, nos recuerda la definición de Lao-Tse, según la cual “cuatro paredes y un techo no son arquitectura, sino el aire que queda dentro”. Porque la arquitectura no es una disciplina meramente constructiva, sino que tiene mucho que ver con lo intangible del alma.

Puertas de entrada a la arquitectura

David García-Manzanares Vázquez de Ágredos

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Sobre este blog

Espacio del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha para destacar el papel del arquitecto en la creación de espacios que trascienden lo funcional, invitando a la reflexión y el debate.

'ARQUITECTURA para respirar', alude a la inevitabilidad de la arquitectura, porque como el hecho de respirar es algo que está siempre presente, incluso cuando no somos conscientes. Y, a su vez, nos recuerda la definición de Lao-Tse, según la cual “cuatro paredes y un techo no son arquitectura, sino el aire que queda dentro”. Porque la arquitectura no es una disciplina meramente constructiva, sino que tiene mucho que ver con lo intangible del alma.

Hay vacíos que completan biografías, del mismo modo que determinadas ausencias justifican a diario su presencia, aun cuando nadie la reclame.

En arquitectura también sucede así, y es frecuente que los vacíos importen más que lo construido, porque estos exigen una decisión consciente, mucho más meditada y reposada que la mera decisión de levantar muros, que es casi un acto reflejo que surge del portaminas, y al que conviene refrenar.

De este modo, no cabe interpretar la puerta como un mero hueco en el muro, como la debilidad de éste, casi como un punto que niega aplomo y resistencia al propio muro. Tendemos a apreciar la solidez de los alcázares, que vienen a recordar en nuestro imaginario a los castillos de sapos y princesas, rodeados de un foso en el que hundirse -no siempre literalmente. Pero lo cierto es que no hay elemento más principal en los alcázares, o incluso en los palacios renacentistas, que los huecos. Es a través de esos vacíos como los soberanos se relacionan con su pueblo. La plebe sigue creyendo en sus reyes y nobles porque los ven asomarse al balcón principal y, sobre todo, porque los ven entrar y salir a través de la enorme puerta. Es, por tanto, ese vacío en el muro, el que está confiriendo autoridad a todo el recinto, porque es a través de él que se llena de magnificencia. El Alcázar, como un inmenso corazón, se contrae y se expande con las entradas y salidas de sus reyes y nobles. Sístole y diástole. 

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