El Rito del Herniado, una tradición con más de cien años de historia que solo sigue viva en las Cinco Villas

Tres niñas, bebés, pasan una a una de las manos de Pedro a las de Juan a través de la hendidura de un viejo roble del bosque de La Mosqueruela; al unísono ambos recitan tres veces la salmodia: “Tómalo Juan, dámelo, Pedro; herniado te lo doy, sano te lo devuelvo”. No es un fragmento de un cuento de los Hermanos Cohen o de una leyenda de Bécquer, es el ritual del Herniado, una tradición que se celebra cada año desde hace 21 en la localidad de Lobera de Onsella, en la comarca de Cinco Villas.
Este ritual se asocia a las propiedades mágicas atribuidas históricamente a la noche de San Juan, pero también a las leyendas locales que vinculan a los robles de un bosque cercano a Lobera de Onsella, el de La Mosquera, donde se llevará a cabo el rito, con poderes sobrenaturales. Convertido en la actualidad en motivo de festividad local, se recuperó en el año 2004, después de que dejara de celebrarse en la década de los años 60.
Este año, han sido tres las niñas que han pasado por el tronco un viejo roble de Lobera: Luna Casado Jiménez, Daniela Ezquerra Pallas y Lis Martínez Puentes. Las niñas protagonistas de este son descendientes de familias de Lobera, un pueblo de tan solo 26 habitantes que multiplica su población en verano. El rito se ha convertido en un acto de iniciación y pertenencia al pueblo: “Cada vez son más los descendientes del pueblo los que deciden traer a sus bebés como una forma de bienvenida a formar parte de la gran familia que somos en Lobera”, explica Ángeles Bailo, en representación de la Asociación Sesayo.

El día anterior al rito, se selecciona el roble, se abre un agujero lo suficientemente grande para que un bebé pueda pasar y se espera a que caiga la noche. “Antes se hacía la noche de San Juan, el día 23, pero desde hace unos años lo celebramos el sábado más próximo para facilitar a los vecinos y visitantes que puedan asistir”, comenta Ángeles Bailó. Una vez que el bebé ha pasado por el agujero este se cierra, se unta con barro y se venda muy fuerte con tela de lienzo blanco: “En estos veinte años ningún roble se ha secado, todos han sanado”, apunta la representante de la asociación.
Cada roble unido a un niño de Lobera, para siempre
La parte más emotiva de este rito del Herniado es que a cada roble se le pone una placa en la que aparecen grabadas la fecha y el nombre del niño que ha pasado por él, quedando ambos vinculados para toda la vida. “Es muy bonito ver que los niños suben a merendar al bosque y cuidan y riegan su árbol, hay veintañeros que siguen haciéndolo”, apunta esta vecina de Lobera que está segura de que: “Esta tradición se mantendrá, aunque los mayores vayamos faltando”.
La recuperación de este rito ha servido para crear un sentimiento de unión “todavía más fuerte” entre todos los vecinos de Lobera, pero, sobre todo, un motivo de pertenencia al pueblo para las nuevas generaciones, los descendientes de aquellos que ya no están, pero que se mantienen presentes a través de las casas familiares que se conservan en el pueblo.

A pesar de que Lobera tiene solo 26 habitantes censados, muchas casas se mantienen habitadas. Las familias vuelven a ellas fines de semana, fechas señaladas, pero especialmente en verano. “Después de la Semana Santa vamos llegando los jubilados, en verano recibimos a los nietos y entonces la población se llega a multiplicar por cien”, confirma Ángeles Bailó. En el pueblo se vive muy bien, confiesa esta vecina, que se alegra de que, al fin, el arreglo de la carretera haya llegado, aunque ahora lo más preocupa en la zona es la falta de médicos: “Estamos a la espera de que llegue un nuevo médico a Sos, a ver qué pasa”.
Y el mayor de los quebraderos de cabeza de Lobera es la falta de habitantes que no sean estacionales. Para incentivar la llegada de nuevos vecinos, y facilitar la estancia a los que descienden de familias de Lobera “de toda la vida”, en el Ayuntamiento cuentan con coworking y, además, hay casas en venta, un dato importante teniendo en cuenta el problema de vivienda disponible que sufren otros pueblos similares a Lobera de Onsella. “Tenemos la esperanza puesta en las personas que puede teletrabajar y que les gusta la vida en un pueblo, ellos podrían venir a vivir a lugares como Lobera y mantenerlos vivos”, dice con ilusión esta vecina.
Una asociación muy viva, con más socios que habitantes en el pueblo
La Asociación Cultural Sesayo, en colaboración con el consistorio de la localidad de Lobera de Onsella, decidieron recuperar este rito, que había caído en el olvido allá por el año 2004. Un vecino buscó la información porque recordaba que se había hecho en el pueblo hasta la década de los 60 del siglo pasado. Para preparar este rito y organizar la grabación del mismo que Eugenio Monesma se interesó en hacer, nació la Asociación Cultural. Desde entonces han pasado 21 años, y Sesayo no solo organiza año tras año el Rito del Herniado, sino que se ha convertido en el corazón que dinamiza al pueblo.

A lo largo de estas dos décadas, la Asociación ha ido organizando más actividades: visitas culturales, charlas con autores, talleres que implican a todos los vecinos tengan la edad que tengan. Desde ella se canalizan las iniciativas que parten de entidades públicas como el Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial o la Comarca, también gestionan la biblioteca municipal y hay voluntarios: unas chicas hacen gimnasia, otro enseña a patinar, porque lo importante es que: “Cada uno aporta lo que puede”.
La Asociación Cultural Sesayo está tan viva que cuenta con más de 250 socios, aunque el pueblo tiene 26 habitantes censados. La recuperación del Rito del Herniado, razón por la que se creó esta asociación, lleva un trabajo de recopilación de información y de investigación que se remonta al año 1926, fecha de la que data uno de los primeros documentos encontrados sobre este rito, una fotografía. La imagen ha servido para ayudar a componer la escena de la recreación, también la indumentaria que portan los actores que hacen de Juan y de Pedro que, causalidades de la vida, se llaman así en la vida real.
Otro documento que corrobora la celebración del Rito del Herniada es el documental ‘Navarra. Las cuatro estaciones’, rodado por los hermanos Caro Baroja en 1970 en el que se incluyó la representación de esta tradición. Aunque se tiene constancia de que antaño eran varias las localidades de España donde este ritual se representaba, sin embargo, en la actualidad, Lobera de Onsella es el único municipio del país donde han conseguido devolverlo al presente y mantenerlo vivo más de dos décadas. Además, desde el año 2016, esta antigua tradición está incluida, en el programa de recreacionismo de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ).

Apelando a la singularidad del este rito y coincidiendo con el vigésimo aniversario de su recuperación, la Asociación solicitó en 2024 al Gobierno de Aragón que este ritual sea reconocido como Bien de Interés Cultural Inmaterial (BICI), una fórmula que permitiría no solo su protección sino también su reconocimiento. Sin embargo, hasta la fecha, no han tenido respuesta por parte del organismo público.
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