Granada lleva cuatro meses sin centro de atención a mujeres en una comarca golpeada por asesinatos machistas

“No hay derecho. Es dejar en la estacada a cientos de mujeres, justo cuando más se necesitan estos servicios. Lo que ha pasado es muy grave”. Quien habla así es Remedios Moraleda, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres de los Montes Orientales. Se refiere al cierre, desde enero y sin alternativa para decenas de mujeres en un entorno que es rural y por lo tanto precario en cuanto a servicios, del Centro Municipal de Información a la Mujer (CMIM) de Iznalloz, que hasta hace poco atendía a mujeres de toda la comarca. Desde la disolución del consorcio que lo gestionaba, el servicio ha desaparecido justo cuando se han producido dos asesinatos machistas en los últimos tiempos.
El CMIM de Iznalloz daba cobertura a una decena de municipios rurales. Ahora no queda ni una trabajadora social ni una psicóloga ni una asesora jurídica. Nada. “Están desmantelando los servicios públicos y con ello nuestra protección. El cierre del centro no es una simple consecuencia administrativa, es abandono institucional. Y ese abandono también mata”, subraya Moraleda. En estos pueblos, dice, las mujeres están acostumbradas a sobrevivir entre recortes, pero esto ha sido un mazazo. “Al ser entornos tan pequeños, las víctimas tienen aún más miedo a recurrir a estos centros y las trabajadoras sociales inventan cualquier solución para llegar hasta ellas, pero sin un centro es imposible que puedan ser atendidas”.
Además, el cierre se ha producido en un momento en el que la comarca no es ajena a la violencia machista. En marzo, el agresor de una mujer asesinó a su padre en Guadahortuna. En noviembre, en Iznalloz, otra mujer fue asesinada por su pareja, que trató de simular un accidente de tráfico y que fue luego detenido. “Son hechos trágicos que muestran lo evidente: no hay margen para el desmantelamiento de servicios clave para la prevención y la protección”, denuncian desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada, que se ha sumado a la denuncia de las asociaciones de mujeres.
Los municipios buscan nuevas fórmulas
El alcalde de Iznalloz (5.000 habitantes), Carlos Romero (Para la Gente), confirma que el ayuntamiento está valorando asumir la gestión del centro con los recursos de los que dispone actualmente ya que “hay personal de nuestro consistorio que puede llevar a cabo las funciones”. Romero señala que, una vez que el CMIM pueda funcionar impulsado por el Ayuntamiento de Iznalloz, el Gobierno andaluz podrá subvencionarles: “Queremos y aspiramos a que haya dos trabajadores que hagan las funciones y que esos puestos están cubiertos por la subvención autonómica, que no nos la pueden dar hasta que no reabramos”. El coste anual de los salarios rondaría los 60.000 euros, prácticamente sufragados en su integridad por fondos regionales.
Para el regidor, el cierre del CMIM ha sido una “mala noticia” pero también una consecuencia “lógica” del cierre del consorcio. Aunque la inversión anual de cada pueblo para mantener abierto al consorcio no era especialmente alta -Iznalloz, que es el municipio más grande, no llegaba a los 6.000 euros cada año-, había localidades que habían decidido dejar de pagar. “Es normal que otros pueblos con menos recursos no estuviesen dispuestos a poner dinero que otros no ponían”. Es más, según Romero, en cuanto funcione el CMIM, que aspira a que esté en marcha “antes de verano”, la inversión de los municipios sería prácticamente cero porque la Junta y el Gobierno central pondrían casi todo el capital.
Después, ya sin consorcio, la sede del centro seguirá estando en Iznalloz y este dará cobertura a todos los municipios de la comarca. “No vamos a dejar de atender a ninguna mujer”, remarca el regidor. Sin embargo, sí tendrá que llegar a acuerdos con cada una de las localidades que quieran participar de la organización del CMIM ante la desaparición del consorcio que hasta ahora englobaba al centro.
Desde Domingo Pérez, uno de los municipios más pequeños de la comarca (800 habitantes), el alcalde Eloy Vera (PSOE) cree que el CMIM no tendría que haber cerrado y que es urgente ponerlo en marcha: “Esto no puede depender del color político de cada pueblo. El cierre del CMIM ha sido un error gravísimo. Los municipios pequeños no tenemos recursos ni personal, pero algunos han decidido dejar de pagar y por eso nos hemos quedado sin consistorio y sin centro en un momento en el que esto no puede suceder”. Además, teme que algunos ayuntamientos acaben descolgándose del futuro CMIM.
La Junta se desmarca
Desde la Junta de Andalucía recuerdan que el cierre es ajeno a su voluntad. “Obedece a una decisión en el ámbito local debido a la situación económica del consorcio”, indican desde el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), que recuerda que ha cofinanciado su mantenimiento desde el inicio. “Nuestra intención es seguir haciéndolo”, insisten. Explican que están en conversaciones con los ayuntamientos afectados y que se han reunido recientemente con el de Iznalloz para que estudie la posibilidad de asumir la cogestión del centro.
Mientras tanto, la solución que ofrece el IAM es que las mujeres acudan a otros centros de la provincia o al Centro Provincial de la Mujer, en la capital granadina, al tiempo que recuerdan que las mujeres tienen a su disposición el teléfono 900 200 999, operativo 24 horas. Una respuesta que las asociaciones consideran insuficiente: “Una mujer de Pedro Martínez no puede hacer 50 kilómetros para ser escuchada”, lamenta Remedios Moraleda.
“Violencia institucional”, según el Colegio de Trabajo Social
“El cierre del CMIM no es solo un error, es una forma de violencia institucional”, denuncian desde el Colegio Oficial de Trabajo Social de Granada. “Cerrar un centro de la mujer es dejar sin red a cientos de vecinas. Es cortar la primera vía de apoyo que muchas encuentran. Son espacios donde se escucha, se cree, se acompaña, se forma y se denuncia. Son refugio para mujeres migrantes, mayores, jóvenes, cuidadoras… para todas las que ya han sido ignoradas demasiadas veces”.
La institución exige la reapertura inmediata del centro, una financiación estable y una política pública que priorice la vida en los entornos rurales. “No vamos a tolerar más retrocesos. No se puede seguir aplazando lo urgente detrás de trámites burocráticos. Cuando nos dejan sin recursos no se trata de silencio: es abandono. Y el abandono también mata”. Por ahora, feministas, mujeres e instituciones deberán esperar a que los municipios, encabezados por Iznalloz, reabran el centro que nunca debió haber cerrado.
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