Señor Rutte, el 3,5% tampoco, y le explicamos el motivo

El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, no ha podido ocultar su disgusto por el plante que le ha hecho el presidente español, cuando con firmeza le dijo que España se quedaba con el 2% del PIB para gasto militar, porque con esta cifra ya cubría las necesidades de defensa de nuestro país. No contento, ahora le pide que tenemos que gastar el 3,5%, sí o sí, por su concepción personal sobre los riesgos y amenazas que tiene Europa frente a Rusia y China. Rutte tiene un discurso muy propio, bastante delirante y muy paranoico. Leo con frecuencia sus declaraciones, y lo cierto es que un personaje que considero peligroso por su belicismo y autismo ante la realidad internacional.

Su obsesión por el 5% es para agradar al presidente Trump, al que siente gran admiración y vasallaje, olvidando que el mismo Trump ya ha dicho en público que ellos no piensan gastar el famoso 5%, un invento que nadie ha aclarado los motivos para justificarlo, y que se ha convertirlo en un mantra sagrado. Pero si miran los datos de la Oficina de Administración y Presupuestos de Estados Unidos, y los de la Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO) de este país, que es quien maneja los gastos, verán que para 2025 el gasto militar de Estados Unidos es del 2,9% del PIB, y que tiene una proyección de bajarlos al 2,4% para 2035. Ese es un porcentaje algo menor del que ofrece la OTAN o el SIPRI, que también contabilizan el gasto en jubilaciones y otras partidas repartidas en otros departamentos, algo habitual en todos los países. España también lo hace. En cualquier caso, Estados Unidos exige lo que ellos mismos no cumplen.

Pues bien, este gasto del 2,9% es el del gran imperio militar y económico que hay en el mundo, con intereses globales por todo el planeta, como muestra el hecho de que tenga 750 bases militares en 83 países, con 170.000 militares en ellas. Nada que ver con las necesidades de los países que no tenemos ambiciones imperiales, y que nos limitamos a mantener un sistema de seguridad para nuestro territorio, sin ambiciones de estar presentes militarmente por todo el planeta. Rutte piensa de otra manera, y en su obsesión sobre la inminente amenaza rusa sobre Europa, pues repite una y otra vez que este país estará en condiciones de invadirnos antes de cinco años, por lo que debemos militarizarnos hasta los dientes y ser letales. “Letales” es una de sus palabras preferidas, y afirma que la OTAN ya no debe ser una alianza defensiva, sino ofensiva y letal, que haga temblar a todo el mundo, y que ya no basta con defender a Europa, sino que también debemos estar presentes en el Pacífico, implicándonos en la batalla comercial entre Estados Unidos y China, una guerra que no es la nuestra.

Hace pocos días, en una rueda de prensa, una periodista le cuestionó su manía por el 5%. La respuesta de Rutte parece un chiste de Gila, pues fue la de decir que, si solo gastamos el 2%, las pensiones y el gasto sanitario lo acabarán pagando los rusos, puesto que ya habrán invadido toda Europa. Delirante y paranoico, repito. En mi opinión, deberían salir más voces de políticos europeos que paren los pies a este señor, que cuando fue primer ministro de los Países Bajos se distinguió por los recortes en atención sanitaria, incluyendo copagos más altos; la reducción de subsidios sociales y ajustes en ayudas al desempleo, recortes en cooperación al desarrollo, la reforma en pensiones, aumentando la edad de jubilación; reducción de beneficios por discapacidad y reformas en el sistema de seguridad social, con más control y condiciones para acceder a prestaciones. Esta receta es la que les espera a quienes se traguen el discurso del 5% y tengan que disminuir drásticamente los gastos sociales.

Debo aclarar un aspecto del discurso de Trump, muy repetitivo, cuando dice que está harto de tener que pagar los gastos militares de los europeos. Trump olvida que cada país es soberano y sus parlamentos son los que deciden cuánto van a gastar en defensa, sea mucho o poco. Estados Unidos no ha pagado nunca nuestros gastos militares, como intenta hacer ver. Simplemente, paga más que los otros en los gastos generales de la OTAN, que son una minucia respecto al conjunto de los gastos militares de todos los países. Se mueve a través de mentiras y ocultaciones discursivas, y lo lamentable es que el secretario general de la OTAN se las cree e intenta que los demás caigan en la trampa militarista. Y un apunte para terminar. Con los 800.000 millones que la Unión Europea piensa movilizar en rearmar a Europa, se podrían construir cuatro millones de viviendas sociales, algo que muchos países necesitan de forma urgente, en especial España. Como que pagamos el 5,2% de los gastos generales de la OTAN, nos tocarían 208.000 viviendas. Comparen, y decidan lo que más nos conviene.

En esta cumbre de la OTAN, si yo fuera su secretario general, invitaría al ministro de Exteriores ruso, Lavrov, para que explicara sus planes respecto al conjunto de Europa en temas de seguridad. Sería realmente interesante. Ni él ni siquiera Putin han dicho nunca que tuvieran interés en invadirnos, cosa que, además, les resultaría imposible hacer, dadas las dificultades que ya tienen para mantener los territorios ocupados de Ucrania, que ha costado la vida de unos 150.000 soldados rusos. La amenaza rusa de invadir Europa, que es la excusa para que aumentemos de forma bárbara nuestros presupuestos militares, es una burda patraña que solo sirve para meter miedo a la gente de a pie y se crea esta historia de las invasiones continentales, y para que las empresas estadounidenses fabricantes de armamento, que suministran dos tercios de las compras de armas de los países europeos de la OTAN, hagan un gran negocio con nuestro rearme, refuercen el discurso MAGA y acaben de destruir lo poco que nos queda del estado del bienestar en Europa. Una pésima opción. Sería mucho más constructivo establecer un puente aéreo con Moscú, para hablar sin descanso de cómo recuperar el principio de la seguridad compartida, lo mismo que hizo el secretario de Estado con Obama, John Kerry, estando encerrado varias semanas en un hotel de Ginebra con los iraníes, hasta conseguir un acuerdo para terminar con los planes de Irán para hacerse con una bomba nuclear, acuerdo histórico, tengo que recordar, que Trump rompió en 2018, y que por eso ocurrió lo que ocurrió después.

Deseo suerte al presidente español para defender su postura, y ojalá que los mandatarios que creen lo mismo o algo parecido, tengan la valentía de decirle al señor Rutte, que siempre ríe y le encanta ocupar este cargo, que no comparten su desvarío y frenesí, y que prefieren pensar en un futuro menos militarista y más cooperativo, pues han aprendido las amargas lecciones que nos dejó el largo período de la Guerra Fría.