Cómo ayudar en la recogida de alimentos: por qué donar dinero es (aún) mejor que donar comida

Este viernes 23 y sábado 24 de mayo, más de 3.500 voluntarios estarán desplegados en supermercados de Sevilla y su provincia con un objetivo claro: movilizar a la ciudadanía para colaborar con el Banco de Alimentos en su campaña de recogida de primavera. Esta acción solidaria, que se repite cada año, busca no solo recoger alimentos básicos para familias necesitadas, sino también explicar que la donación económica es una forma eficaz y sostenible de ayudar.
La campaña se desarrollará en 473 supermercados distribuidos por toda la provincia. En algunos de ellos, como los pertenecientes a cadenas locales (por ejemplo, El Jaón o Supermercados MAS), se podrá optar tanto por la recogida física de alimentos como por la donación económica en línea de caja. Sin embargo, en superficies como Mercadona, Grupo Dia o El Corte Inglés, la única forma de colaborar será realizando una aportación monetaria en caja al pasar por la línea de pago. Además, quienes prefieran no acudir al supermercado podrán donar desde casa a través de la web www.supersolidario.com o usando Bizum.
Alimentos o aportación económica
Donar alimentos sigue siendo un gesto valioso y cargado de simbolismo. Cada litro de leche o paquete de arroz que se entrega físicamente ayuda directamente a llenar la despensa de una familia que lo necesita. Sin embargo, desde el Banco de Alimentos quieren que la ciudadanía entienda algo fundamental: cuando se dona dinero, se multiplica el impacto.
Con esas aportaciones económicas, la organización puede comprar productos en el momento en que realmente se necesitan, ajustarse a los déficits concretos de su despensa y planificar las entregas con más eficiencia. Como explica Rafael Corbi, coordinador de las grandes recogidas, “la recogida física es muy visible y genera cercanía, pero la económica nos da margen de maniobra, evita picos de acumulación y nos permite adquirir productos deficitarios como leche, aceite o alimentos infantiles”.
El sistema es sencillo: los supermercados no entregan el dinero directamente al Banco, sino que le comunican el total recaudado y le permiten usar esa cantidad como saldo interno durante los meses siguientes. Esto significa que el Banco de Alimentos puede realizar compras periódicas según sus necesidades reales, en lugar de tener que almacenar toneladas de comida de golpe. En definitiva, con el mismo gesto solidario, el dinero permite una respuesta más equilibrada, más rápida y más ajustada a la realidad.
La recogida de primavera del año pasado consiguió más de 110.000 kilos de comida y alrededor de 200.000 euros en donaciones económicas. Fueron cifras muy similares a las de 2022, cuando también se combinaron ambas formas de aportación. En la gran recogida de noviembre, donde se incorporan más cadenas como Aldi y Lidl, se alcanzaron cifras aún más altas, pero la primavera tiene un papel crucial: es el momento en que empieza a aumentar la demanda de ayuda alimentaria.
Una de las razones de su importancia es que se celebra justo antes del verano. En esta época, como recuerda Cristina Sánchez, supervisora de voluntarios, terminan los comedores escolares y muchas familias se quedan sin el apoyo diario de esas comidas. Por eso, en los meses de junio y julio se produce un repunte en la demanda de alimentos, especialmente entre familias con niños.
Se necesitan manos
El impacto de esta ayuda es tangible: actualmente, el Banco de Alimentos atiende a más de 30.000 personas en Sevilla y su provincia. Para poder sostener esta labor, no basta con los donativos; también hace falta una red humana sólida. Para cubrir los turnos de viernes y sábado, se necesitarían alrededor de 5.000 personas voluntarias. Muchas de las que ya colaboran son jubiladas, algunas con ciertas limitaciones físicas, lo que dificulta mantener la cobertura necesaria durante las largas jornadas. A pesar de los esfuerzos organizativos, el reparto de tiendas entre supervisores sigue siendo un reto logístico, por lo que desde la organización animan a colectivos —como asociaciones, parroquias o centros educativos— a involucrarse en bloque, aportando grupos de voluntarios que puedan asumir la atención de una tienda completa.
Quienes quieran colaborar como voluntarios pueden hacerlo fácilmente. En cada tienda habrá personas que podrán informar, pero también se puede acceder a través de la web del Banco de Alimentos de Sevilla, donde se encuentra un formulario para apuntarse tanto de manera puntual como permanente.
Más allá de estos dos días de campaña, el Banco mantiene activa una red de apoyo estable durante todo el año. Además de los voluntarios logísticos y de reparto, existen otras formas de implicarse: desde labores administrativas, clasificación de productos en el almacén o actividades de sensibilización en centros escolares. También se puede formar parte del “club de socios”, con donaciones recurrentes a partir de solo cinco euros al mes.
Desde el Banco de Alimentos insisten: donar un alimento es bueno, pero donar dinero les permite hacer mucho más. Con una sola aportación económica, pueden llenar huecos esenciales en la cesta básica, planificar mejor, evitar mermas y mantener el equilibrio nutricional de los lotes que se entregan. Y todo ello sin que el gesto sea más complicado para quien dona. Una botella de aceite, una hora de tu tiempo o un simple gesto al pasar por caja. Ayudar a los que más lo necesitan está más cerca de lo que parece.
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