Cómo lavar el edredón en casa sin poner en peligro la lavadora ni el edredón: cinco claves

La limpieza del hogar incluye tareas que suelen posponerse durante meses. Una de ellas es el lavado del edredón, que a pesar de su uso intensivo en invierno, no siempre recibe el mantenimiento necesario. Muchos usuarios lo introducen directamente en la lavadora con un ciclo estándar, sin saber que este gesto puede acabar dañando tanto la prenda como el electrodoméstico. Realizar esta tarea en casa sin causar desperfectos no es imposible, pero requiere atención a ciertos pasos.
A menudo se desconoce que lavar un edredón conlleva riesgos si no se ajustan las condiciones del lavado. Desde el tipo de detergente hasta el método de secado, cada decisión influye en el resultado. El volumen del tejido, su relleno y la capacidad de la lavadora son factores que deben tenerse en cuenta. Ignorarlos puede provocar apelmazamiento, deterioro del material o incluso averías en el tambor.
Por ello, es importante conocer una serie de pautas que permiten llevar a cabo esta tarea de forma segura y eficaz. Algunas son tan simples como comprobar el espacio disponible en el tambor o evitar ciertos productos. Otras exigen un poco más de planificación, como elegir el programa adecuado o asegurar un secado completo.
Verificar si la lavadora puede con el volumen
Antes de empezar, es esencial comprobar si el edredón cabe bien en el tambor. Si el electrodoméstico queda completamente lleno, no habrá espacio para que el agua y el detergente circulen, lo que impide un lavado eficaz. Además, un exceso de peso puede desequilibrar el aparato durante el centrifugado y dañar sus componentes internos.
Un truco útil consiste en meter el edredón y comprobar si aún cabe una mano con holgura. Si no es así, conviene recurrir a métodos alternativos, como el lavado a mano en la bañera o llevarlo a una lavandería. Forzar la carga puede parecer una solución rápida, pero conlleva riesgos que pueden salir caros a largo plazo.
Elegir detergente suave y evitar el suavizante
No todos los productos de lavado son apropiados para este tipo de prendas. Se recomienda usar un detergente suave, sin perfumes fuertes ni agentes agresivos. El exceso de jabón puede quedar atrapado en el interior del acolchado, dejando residuos difíciles de eliminar.
En cuanto al suavizante, es preferible evitarlo. Aunque puede parecer útil para mejorar el tacto, deja una película en las fibras que reduce la transpirabilidad. En el caso de edredones con plumón, este efecto es aún más problemático, ya que puede afectar a su capacidad de aislamiento y generar olores por acumulación de humedad.
Escoger el programa correcto y controlar la temperatura
Una vez asegurado que el edredón cabe, es importante seleccionar el programa adecuado. Lo más recomendable es un ciclo corto, para ropa delicada o con movimiento suave, con temperaturas que no superen los 30 o 40 grados. Las temperaturas altas pueden deformar el tejido o dañar el relleno.
El centrifugado también debe ser moderado. Un exceso de revoluciones puede mover el contenido del edredón, generando apelmazamiento o zonas vacías. Si es posible, se puede optar por reducir manualmente las revoluciones o incluso interrumpir el proceso antes de que finalice.
Usar pelotas de tenis para conservar la forma
Un truco sencillo pero eficaz consiste en introducir un par de pelotas de tenis limpias junto al edredón dentro del tambor. Estas ayudan a mantener el volumen y evitan que el relleno se compacte durante el lavado. Su movimiento constante contribuye a repartir mejor el contenido interior de la prenda.
Existen también bolas de lavado específicas, diseñadas para cuidar tejidos delicados. Aunque son más suaves, cumplen una función similar: mejorar la distribución del relleno sin dañar el tejido exterior. En ambos casos, es importante que haya suficiente espacio para que se muevan.
Asegurar un secado completo y adecuado
El secado es una fase crucial. Un edredón húmedo puede convertirse en un foco de moho y malos olores. Si se usa secadora, es preferible optar por ciclos largos, a baja temperatura, e incluir pelotas de secado para mantener la forma original. Se recomienda interrumpir el secado varias veces para sacudir y redistribuir el relleno.
Si no se dispone de secadora, es posible secar el edredón al aire libre, siempre que haya buena ventilación y clima seco. Conviene colocarlo horizontalmente, evitando colgarlo solo por un extremo. También es importante girarlo y moverlo durante el día para garantizar que se seque por igual en todas sus partes. Solo cuando esté completamente seco debe guardarse, preferiblemente en una bolsa de tela y en un lugar seco.
Lavar un edredón en casa no es una tarea complicada si se siguen las pautas adecuadas. Comprobar el espacio disponible, usar productos suaves, elegir el programa correcto, introducir elementos que mantengan el volumen y secar completamente son pasos clave. Con estos cuidados, es posible mantener el edredón limpio, esponjoso y en buen estado sin poner en riesgo ni el tejido ni el electrodoméstico.
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