El incremento de la población de jabalíes aumenta los daños agrícolas, el impacto ambiental y provoca inseguridad vial

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Según la última actualización oficial, el 81% de los municipios valencianos presentan problemas de sobrepoblación de jabalíes (Sus scrofa): 245 en la provincia de Valencia, 98 en Alicante y 97 en Castellón; “una situación que, lejos de mejorar, se agrava en cada nueva revisión sin que ninguna localidad haya salido del listado desde su publicación inicial”, alertan desde la organización Ecologistes en Acció del País Valencià, que denuncia que la estrategia “basada exclusivamente en la caza —promovida tanto por administraciones como por la Federación de Caza— no está dando resultados”. La entidad exige una revisión profunda del enfoque actual.
Los ecologistas consideran que la caza no es la única solución, “los datos lo demuestran”, por lo que abogan por un nuevo enfoque en su gestión.
Así, señalan que la sobreabundancia de jabalíes ya no es solo una cuestión rural. La presencia de estos animales en zonas periurbanas, espacios naturales protegidos e incluso entornos urbanos, advierten que se ha vuelto habitual, de forma que aumentan los daños agrícolas, los riesgos para la seguridad vial —“especialmente los fines de semana”— y los impactos ambientales, “como la erosión del suelo o la competencia con otras especies”.
Colectivos naturalistas y conservacionistas llevan años alertando del problema, que ahora se confirma también con cifras oficiales. A pesar de ello, la Orden 21/2022, dictada por la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, “peca de la continuidad de acciones anteriores y no ha sido eficaz”.
Más capturas, menos cazadores: “Una fórmula fallida”
Tal y como destacan desde Ecologistes en Acció, los datos revelan una “contradicción preocupante”, ya que explican que, aunque el número de licencias de caza en la Comunitat Valenciana ha caído un 71% desde 1990 (de 113.999 licencias a solo 33.054 en 2024), el número de jabalíes abatidos no deja de aumentar.
En la temporada 2023-2024 se capturaron 54.548 ejemplares, un 15,9% más que el año anterior y 146% más que hace una década. Por tanto, la organización ecologista considera que la caza intensiva, lejos de solucionar el problema, puede estar agravándolo “quizá por la desestructuración de los clanes familiares, la alteración de los sistemas ecológicos y reguladores de la especie y el fomento la dispersión de los individuos, utilizando zonas sin caza como refugio y para alimentación”.
Esta situación, alertan, ya ocurre en los parques naturales del Desert de les Palmes o el Prat de Cabanes–Torreblanca, así como en cauces y desembocaduras de ríos. Asimismo, muchas batidas coinciden en las mismas fechas (fines de semana) y zonas próximas, con decenas de perros, lo que genera movimientos de jabalíes y de otras especies silvestres de un lugar a otro “de forma descontrolada”.
Una gestión integral, moderna y no letal
Ecologistes en Acció insiste en la necesidad de adoptar un modelo de gestión integral, basado en la ciencia y en la cooperación entre sectores implicados.
Así, la organización ecologista propone la elaboración de censos rigurosos y sistemas de seguimiento poblacional; la realización de estudios sobre comportamiento y ecología del jabalí; el uso controlado de cajas trampa para minimizar y seleccionar las muertes y la redacción de estudios sobre vacunas inmunocontraceptivas; la instalación de cercados electrificados y repelentes en zonas agrícolas; el control selectivo y el marcaje aleatorio de individuos para conocer sus movimientos; la reducción de residuos urbanos con contenedores cerrados y campañas contra el suministro de comida; o la elaboración de programas educativos y de concienciación ciudadana.
Por tanto, insisten, “no se trata de eliminar la especie, sino de gestionar con responsabilidad y rigor”.
Cambio urgente de modelo
La organización ecologista solicita a las autoridades competentes una revisión “profunda e inmediata” de la Orden 21/2022, así como la apertura de un proceso participativo en el que intervengan técnicos, científicos, ayuntamientos, agricultores, cazadores y entidades conservacionistas: “Es necesario abandonar una visión simplista que ha fracasado durante décadas, ya que urge una gestión moderna, eficiente y éticamente responsable”.
Así mismo, consideran que si no se cambia el enfoque, la sobrepoblación de jabalíes seguirá creciendo y, con ella, los conflictos sociales, económicos y ambientales: “Hoy hablamos de una gestión fallida de fauna silvestre; mañana podría convertirse en una grave crisis ecológica y social”. “Tenemos por delante un gran reto que solo puede abordarse de forma colectiva y multidisciplinar”, concluyen.
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