
Cultura, costa y cocina, el triángulo perfecto de Alicante

Entre Benidorm y Elche se extiende, a lo largo de unos 15 quilómetros de costa y bajo la mirada del castillo de Santa Bárbara, la ciudad de Alicante. Una urbe dinámica, con más de 3.000 años de historia, su posición estratégica propició el asentamiento de las principales civilizaciones del Mediterráneo: fenicios, griegos, romanos y más tarde, árabes, llegaron a estas costas en busca de nuevas rutas comerciales y contribuyeron a modelar el carácter de la ciudad.
A primera vista, Alicante destaca por su largo paseo marítimo a los pies de un gran promontorio rocoso, el monte Benacantil, en cuya cima se alza la fortaleza de Santa Bárbara. De origen árabe, el castillo posee huellas de todos los pueblos que pasaron por la ciudad, aunque gran parte de la construcción actual pertenece al siglo XVI. Desde lo alto de sus muros, a 166 metros del nivel del mar, se disfrutan unas vistas espectaculares de la ciudad, de la bahía y sus playas.
A los pies de la fortaleza, y entre murallas, creció un entramado de calles estrechas empedradas, con casas encaladas con flores en los balcones. Es el casco antiguo, conocido como El Barrio, que se extiende alrededor de la concatedral de San Nicolás de Bari, de estilo herreriano. A cinco minutos andando por la calle Mayor se llega hasta la basílica de Santa María, el templo más antiguo de la ciudad, construido sobre una antigua mezquita. Y justo enfrente aparece la Casa de la Asegurada, levantada en el siglo XVII y hoy sede del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA), con una importante colección de obras de Joan Miró, Pablo Picasso o Eduardo Chillida.
El patrimonio arquitectónico y cultural de Alicante se complementa con el edificio del Ayuntamiento, un palacio barroco del siglo XVII; el castillo de San Fernando, erigido durante la Guerra de la Independencia sobre la cima del Cerro Tossal; el Museo Arqueológico Provincial (MARQ), todo un referente internacional en arqueología, o el mercado central, un edificio de estilo casticista con elementos de inspiración modernista
cerca del puerto y más de 290 puestos. Más alejado del centro, entre los términos municipales de Sant Joan y de Alicante, se ubica el monasterio de la Santa Faz, un edificio barroco muy querido por los alicantinos, fundado en el lugar donde, según la tradición, ocurrió el primer milagro de la Santa Faz, en 1489.

Vida al aire libre y gastronomía
En el día a día de la ciudad, la vida discurre en la Explanada de España. Es el paseo marítimo, bordeado por filas de palmeras que invitan a caminar bajo su sombra. 6.600.000 teselas de mármol tricolor componen su pavimento, un mosaico ondulado que evoca las olas del mar. Uno de los puntos destacados de la Explanada es La Concha, un auditorio al aire libre que acoge conciertos y eventos culturales durante todo el año.
La Explanada circunda las playas alicantinas, otro de los puntos fuertes de la ciudad. Año tras año obtienen las banderas azules de la Unión Europea, símbolo de calidad, y están consideradas entre las mejores del litoral mediterráneo. La más conocida es la playa del Postiguet, perfecta para disfrutar del mar sin salir del casco urbano. Al norte se encuentra la Playa de San Juan, más adecuada para las para familias y para practicar deportes acuáticos. Y para los que prefieren espacios menos concurridos están las calas de la Almadraba o la de Cantalar.
Sol, playa, cultura y... buena comida. La gastronomía alicantina combina lo mejor de los productos del mar y de la huerta, dando lugar a recetas tradicionales como el caldero, la olleta alicantina y las cocas, una masa elaborada con harina, cubierta con una gran variedad de ingredientes tanto dulces como salados. El arroz es el alimento insignia de la cuidad, ya sea en su versión seca, melosa o caldosa, junto con sus famosos turrones.
Por todo ello, este año Alicante es capital de la gastronomía española. Para celebrar y dar a conocer los productos locales y de temporada los restaurantes de la ciudad han creado cuatro menús exclusivos, uno para cada estación del año. Y durante 2025 la ciudad está organizando jornadas, congresos, rutas, mercados y otras actividades gastronómicas para poner en valor su recetario y sus vinos, con denominación de origen (DOP) Alicante.

Escapadas que merecen la pena
No lejos de Alicante es interesante visitar Elche, ciudad monumental, con un patrimonio arquitectónico, cultural y de naturaleza que le ha valido tres Patrimonios de la Humanidad de la UNESCO: el Palmeral de Elche, con más de 200.000 ejemplares; el Misteri d’Elx, drama lírico de origen medieval que se ha mantenido intacto a lo largo de los, y el Museo Pusol, con más de 90.000 objetos del siglo XIX y comienzos del XX.
De Alicante parten ferris hacia la Isla de Tabarca, única isla habitada de la Comunitat Valenciana. Su historia habla de ataques piratas y fortificaciones del siglo XVIII y es una visita imprescindible para los amantes de la naturaleza más salvaje y espectacular.
Y finalmente, Benidorm. Esta ciudad abierta y de espíritu cosmopolita permite disfrutar de sus calles, de playas extensas y de arena fina, de sus parques temáticos y de un entorno natural único, como el del Parque Natural de Serra Gelada.
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