Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
¿Quién nos garantiza la política en el juego de lo político?

Donald Trump es un ciudadano norteamericano de padres migrantes, padre alemán y madre escocesa, que emergió de los privilegios económicos, sociales y culturales de la Ciudad de New York.
Hoy es, de nuevo, el presidente de los EEUU y en su visión de empresario narcisista, imagina el mundo a la merced de su poder y dominación, en el marco del restablecimiento del monopolio comercial estadounidense, hasta el punto de enaltecer a los EEUU solo por el hecho de ser EEUU.
Pero no solo la esfera económica se está poniendo en jaque en las relaciones internaciones, sino que la visión de un mundo desarrollado u sostenible, incluyente y solidario, humano e igualitario, también se está tambaleando; muchas veces pareciera que los que vemos el mundo como un lugar justo y equitativo fuéramos seres utópicos, traídos de otro planeta.
Los grandes pensadores de la Ciencia Política me enseñaron que la política es el conjunto de instituciones, normas y procedimientos que regulan la vida de la sociedad (Norberto Bobbio.1996); es decir, es el espacio en donde se dirimen los conflictos de manera pacífica a través de las normas y los acuerdos; pero ¿qué pasa cuando es el político el que desestabiliza la política?
En los últimos años podemos tener muchos ejemplos de políticos “modernistas” que les parece excesiva la cantidad de instituciones, procedimientos y normas que garantizan la vida de sociedades justas, equitativas, incluyentes y sostenibles, y Donald Trump es uno de los que más nos ha tocado el corazón (expresión usada no solamente para exaltar algo positivo).
Tratando de entender de manera objetiva lo ocasionado en los últimos años con el establecimiento de nuevos escenarios políticos, nuevos ordenes mundiales, regionales, locales, económicos, geopolíticos, etc, había llegado a pensar que gobernantes como Trump se acercan un poco más a la visión de la política liberal clásica de Adam Smith, John Locke, Jean-Baptiste Say, Thomas Malthus y David Ricardo, en la cual se enaltece los modelos de libre mercado y el derecho natural de imponerse (solo por el hecho de existir como especie humana), el utilitarismo, la intromisión del Estado en asuntos económicos, la defensa de las libertades individuales (como el principio de la propiedad privada como un derecho innegable del individuo por encima del colectivismo), entre otras; pero no me convencía del todo que él respondiera, netamente, a la base primitiva del capitalismo.
Entonces, decidí irme por el camino de lo político, que abarca ampliamente el establecimiento del orden social y con ello puedo hacer una lectura más concreta y precisa sobre los giros que se están dando en las sociedades modernas actuales, enmarcadas en la era tecnológica más importante de todos los tiempos y con grandes problemas de sostenibilidad del desarrollo humano en este planeta tierra (que paso a recordarles que el planeta no nos necesita, él puede vivir sin nosotros y de hecho somos la especie que menos tiempo hemos estado en ella, así que…).
Lo político, según Schmitt, es el ámbito donde se define quién pertenece y quién es el otro (amigo-enemigo), cuando el espacio de la política se vuelve un lugar vacío, desordenado, ausente de instituciones que garanticen derechos y establezcan obligaciones, entonces los diferentes actores que actúan en estos espacios comienzan una lucha por legitimar el poder y establecer un orden, de acuerdo a sus criterios ideológicos y perspectivas, estableciendo 'orden' en medio del caos y la deslegitimación de la política. Uno de estos actores podríamos verlo representado en Trump, quien fue reelegido libremente por otros ciudadanos y al igual que, por ejemplo, Giorgia Meloni o Javier Millei, pretende establecer el orden en la política de su propio país, región, sistemas (económico, social, cultural, educativo, político, ambiental, salud, etc), y hasta mundial.
Pero en lo político no están solamente estas figuras que vemos en los periódicos o que fueron elegidos popularmente, no, lo político también es el ciudadano 'de a pie o común y corriente' que, en la libertad de sistemas democráticos y pluralistas, sale a la calle a exigir un orden y el funcionamiento institucional de la estructura política establecida.
De ahí vienen los estallidos sociales que hemos visto en los últimos 10 años, la sociedad se comunica, se conecta, interactuar de maneras superfluas y se articula de tal forma que confluyen en necesidades comunes, en desigualdades comunes y/o en puntos de encuentro comunes, estableciéndose como actores dentro de la política, con una fuerza y legitimidad otorgada por lo político. Aquí lo político comienza a enlazarse y a “organizarse” para llegar a la política y tocar ese conjunto de instituciones que la componen, de forma que pueden llegar a incidir fuertemente en los espacios de toma de decisiones y su voz es escuchada. Ejemplo muy tácito de esto, fueron los estallidos sociales desencadenados en Chile en 2019 pero que ya venía calentando motores en Colombia durante el gobierno de Ivan Duque (2018-2022); Europa no se quedó atrás, en el 2018 en Francia surge el estallido social de los “chalecos amarillos”, el cual posteriormente se convertirá en un movimiento social que comienza a tener representación en diferentes países (Serbia, Irak, Bélgica, Alemania, España, Hungría).
Pues eso es lo que está pasando hoy en día con el establecimiento de este nuevo orden social, político, internacional, lo político se tomó el poder (por elección o no) en el desorden y la invisibilidad de la política, y ahora estamos jugando las cartas del amigo-enemigo, el débil-fuerte, rico-pobre; ahora la lucha de clases, colores, géneros, ideologías, se están haciendo más fuertes, más visibles, más “libres”.
La política no es una utopía y entiende que lo político tiene conflictos debido a su pluralidad, pero contempla el orden y el establecimiento de acuerdos de forma pacífica, y es por ello por lo que el único garante de derechos, libertades y obligaciones son las instituciones que gobernantes como Donald Trump, Giorgia Meloni, Javier Millei, Nicolas Maduro, Daniel Ortega, Xi Jinping, Kim Jong-un, Vladímir Putín, Lukashenko, entre otros muchos más, nos quieren quitar.
Estas figuras de poder se imponen como actor político frente a otros políticos, que en la política esperamos establecer acuerdos y organizarnos desde nuestra pluralidad y respeto, pero esto en el siglo actual se está viendo perversamente corrompido.
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Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
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