Ay, Virgencita de Las Nieves, qué tiempos
Esta mañana, paseando por la infinita Calle Real encontreme con un amigo que me dijo que él hacía más milagros que la Virgen de las Nieves, oh, anatema, pues con un sueldo muy escueto pagaba casa, comida, colegio de sus hijos y sueldos de mangantes. Yo que soy creyente, ateo, agnóstico y con abundantes incursiones en espiritualidades orientales como yoga, taoísmo, budismo zen, sufismo, sin despreciar el chamanismo tolteca castanediano de Méjico ni el druidismo celta etc. pues para saborear un buen potaje espiritual hay que echarle de todo, sí que he recurrido con gran frecuencia a nuestra patrona palmera y le dije a mi amigo que sin con su exiguo salario pagaba todo eso era cosa de la Virgen de las Nieves, sin duda. Yo cuando la vida me sobrepasa o me adelanta sin siquiera poner el intermitente voy y me siento en la basílica de la patrona y hago mis preguntas que casi siempre encuentran respuesta, le pregunto a la Señora si este año la Bajada no sólo va a ser religiosa y festejera, sino si también va a significar bajada del IBI, de los alquileres, de la cesta de la compra, de los impuestos etc. La respuesta fue negativa, que ese tema no lo llevaba Ella, pero que si pedía voluntad, empatía con los demás, ganas de ayudar etc., esas cosas se me concederían automáticamente. Eso no le he pedido, que bastante tengo con lo que tengo, no faltaría más que me fuera a volver bueno ahora que no me sirve de nada, digo yo. Le pregunté también si el Telescopio Extremadamente Grande vendría para la isla y me pareció escucharle que si ese tema era lo que me preocupaba las cosas no me iban tan mal y que lo que tenía que hacer era dejarme de retóricas y ayudar a ese amigo cuyos problemas económicos sí que eran extremadamente grandes, como tantos otros hermanos y que ella era la Virgen y no un servicio de urgencias. Y que yo era un carota de los que se acuerdan de Santa Bárbara y de Ella cuando truena y que sólo le rezaba cuando Binter hacía un aterrizaje acrobático en Mazo y que es muy triste tener fe sólo cuando te conviene y rezar sólo cuando estás acojonado. En fin.
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