Digamos que La Palma lleva casada un montón de años con el plátano, y no es una alusión erótica, no sean malpensados, que todos nos conocemos, un largo matrimonio con sus buenos y malos momentos, fieles al plátano hasta la muerte, ni siquiera se le ha conocido a La Palma un simple amante pasajero ya que con el turismo no hemos pasado de algunos escarceos y algún achuchón que otro pero sin llegar a nada serio y es una pena, el turismo habría sido un buen amante para la isla, pero ya se sabe, como me dijo un concejal de Fuerteventura el problema es encontrar un equilibrio adecuado entre hábitat y habitantes, y que proteger a uno no signifique desproteger a otros, ustedes dirán, y sólo sé que fuimos el día de Canarias a actuar en Fuerteventura y de los cuatro aeropuertos en que estuvimos los otros tres estaban a rebosar y el nuestro vacío. Ahora la monogamia platanera tiene un rival al menos emocional: la geotermia, de pronto nos hemos vuelto más geotérmicos que Islandia, tenemos un subsuelo siempre calentito y podríamos utilizar ese calorcito para todo, incluso para electricidad, que calorcito no nos va a faltar, sólo con el Tajogaite podríamos calentar todo Nueva York en invierno. Al parecer las instalaciones son caras, y qué.Ya creo que empiezan a crear ciclos de geotermia en las FPs de la isla, me imagino que pondrán a calentar calderas metálicas y luego les aplican electrodos, condensadores o no sé qué leches, ya se habrán dado cuenta de que no tengo puñetera idea, pero ya hay políticos palmeros que cruzan la calle Real cargados de energía geotérmica y no faltan predicadores de la panacea que va a iluminar el futuro de la isla y profetas postmodernos llamados ahora influencers que apuestan por el gran trío palmero PTG: plátano, turismo y geotermia para todos. Aleluya, aleluya.