Arantxa Ezquerro: “Aragón es tierra de grandes técnicos, pero no tenemos una industria del cine”

Diseñadora de vestuario en cine, teatro, televisión y publicidad, con más de 20 años de experiencia. Arantxa Ezquerro (Zaragoza, 1978) está nominada al Goya -por segunda vez- como mejor diseño de vestuario por su trabajo en La virgen roja de Paula Ortiz, directora con la que ha colaborado en todos sus filmes. La primera fue en 2021 con Pilar Palomero y su trabajo en Las niñas. Con ella también ha repetido en Los destellos, y destaca su labor en la parte española de La estrella azul. En la actualidad, está dando vida a La Paca, una narcotraficante mallorquina que interpretará Lolita.
Nunca está de más recordar la importancia del diseño de vestuario, una categoría que a priori pasa más desapercibida.
Totalmente, es un gran desconocido. Nosotros también damos esa herramienta a los actores para crear la psicología del personaje. ¡Hay una parte muy importante! En este caso, en la película de La virgen roja, tenía muy claro que quería que Aurora fuera un rectángulo, quería enfatizar los hombros, toda la rectitud, las faldas rectas y los tejidos duros; y su hija Hildegart es un óvalo. Quiere crear la perfección, pero no consigue hacer el círculo. Y la elección de color está claro. Esa dureza que transmite el negro y esa manera de marcar distancia con el resto. No lleva nadie negro excepto en el funeral y ellas. Y el blanco solo se utiliza en la escena de la muerte, que ella muere de blanco y la entierran de blanco, y luego en la escena del tenis. Y el rojo lo eliminé de la paleta de color para dejarlo en el vestido, en la sangre y en la flor roja.
¿Cómo fue diseñar el vestuario de La virgen roja?
Para mí, era la primera película de ‘figuración gorda’. Normalmente sueles tener 500 figurantes, en este planteamos 2.000 figurantes en una época muy elaborada: los años treinta. Los hombres siempre llevaban sombrero, guantes… y las mujeres igual. Una época que si había mucha diferencia de clase social se marcaba con la indumentaria. Además, los años treinta en España es justo esa efervescencia loca en la que abdica el rey, surge la república y es el momento del ‘todo’. Eso se tenía que ver en la calle, y eso es color y alegría.

Usted defiende que su trabajo está más cerca del museo que del taller.
Cuando te plantean esta película que son 2.000 figurantes, más los actores y más las pequeñas partes, estás en 2.200 personas, 2.200 looks más o menos. Tú tienes un equipo mínimo de 12, cuando hay refuerzo estás en 20. Aunque tú sepas coser, y quieras, tienes que delegarlo en talleres. Estoy más alejada de los talleres, porque el taller es la parte final del diseño. Es la ejecución final, una pequeña parte del proceso de diseño. Yo, para documentarme e informarme de todo, primero acudo a los museos, a las pinturas y a los cuadros. Es verdad que con internet hay muchas cosas, pero no todo está en internet. Y muchas veces un paseo por un museo te refresca y te recuerda cosas que habías olvidado, y enlazas. Y las gamas cromáticas se dan en la pintura. En esta película me inspiré en las mujeres de la Bauhaus.
¿La creatividad es innata o se trabaja?
Tienes una parte que sale y que fluye, pero hay que educarla. Depende a lo que te dediques. En este caso, tengo que pensar en los personajes y en su personalidad, su parte más psicológica. Y eso también se trabaja.
El sello aragonés queda patente en estos Goya 2025. ¿Aragón es tierra de cine?
Aragón es tierra de grandes técnicos de cine, vamos a puntualizar. Porque no tenemos una industria del cine. A Paula (Ortiz) le encantaría rodar aquí, Pilar (Palomero) escribe todo pensando en Zaragoza... Pero no hay una industria. Se necesita un pequeño empuje para tener ventajas fiscales como tienen otros sitios. Que es más fácil de lo que parece. Es intentar querer tenerlas.
Ha participado en las tres películas aragonesas nominadas.
Terminé de hacer La virgen roja en julio y en septiembre empezaba con Pilar Palomero en Los destellos. Pasé de 2.000 a cuatro actores. Y algo completamente más intimista y mucho más contenido. Parece que en las películas costumbristas, actuales, es más fácil porque le pones un pantalón vaquero… pero no. Tuvimos que decidir qué pantalón vaquero, porque no todos los vaqueros son iguales. Tenía claro que ese personaje tenía que ir con jersey de lana. Lanas caseras, y que transmitieran el otoño. ¡Aquí hay un trabajo detrás! En La estrella azul trabajé en la parte española. Empezamos a finales de 2019, arrancamos en el 2020. Nos paró la pandemia. Empezamos a rodar partes sueltas. Y se terminó la parte española para poder ir a Argentina y volver aquí a finalizar en una semana. Ha sido un proceso larguísimo. El COVID, el COVID en Argentina, su crisis económica… Estoy muy contenta de que tenga tanto reconocimiento, porque ha sido una lucha fuerte.
De la tierra de Goya al cabezón, ¿cree que les dará suerte?
¡Ojalá Goya nos eche un cable y nos traigamos muchos goyas! Me encantaría. En mi apuesta hay dos clarísimos. Y luego, pues a mí me encantaría traérmelo, me haría mucha ilusión por La virgen roja. Creo que es un trabajo muy bonito, ha quedado precioso.
¿Ya tiene el discurso preparado?
No tengo discurso. Sé a quién se lo dedicaría, que sería a mi equipo, por supuesto. Yo soy la cabeza visible de un equipo que hay detrás, y todos dependemos de todos. Sin ellas no puedo hacer nada. Primero a los que estuvieron más a mi mano, a Paula por confiar en mí, y a los productores, está claro. Y luego seguro que a mis amigos… ¡y hacer una buena fiesta! Ja, ja, ja.
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