El pequeño pueblo que cuenta con unas impresionantes piscinas naturales bajo un puente medieval

El Puente de Cananillas sobre el río Bergantes.

Andrés Maza

5 de junio de 2025 17:41 h

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En el corazón de la comarca del Bajo Aragón, en la provincia de Teruel, se encuentra Aguaviva, un pequeño municipio que alberga uno de los tesoros naturales más sorprendentes de Aragón: las Pozas de Aguaviva. Este conjunto de piscinas naturales, formadas por las aguas del río Bergantes, se sitúa bajo el puente de Cananillas, una estructura de origen medieval reconstruida en el siglo XVII. El entorno ofrece un paisaje moldeado por la fuerza del agua, con marmitas, cuevas y playas naturales que invitan al baño y al descanso.

La calidad de sus aguas y la belleza del paraje convierten a las Pozas de Aguaviva en un destino ideal para quienes buscan una escapada refrescante y tranquila.

El puente de Cananillas: historia y arquitectura

El puente de Cananillas es una construcción de estilo renacentista que data de 1622, aunque se asienta sobre los restos de un puente medieval anterior. Formaba parte del antiguo Camino Real que conectaba Tortosa y Morella con Castellote, siendo una vía estratégica para la comunicación y el comercio en la región.

En el año 2000, una riada destruyó parte del puente, que fue reconstruido en 2009, respetando su diseño original. Hoy en día, el puente no solo es un testigo de la historia local, sino también un elemento que añade un encanto especial al paisaje de las pozas.

Un ecosistema de gran valor ecológico

El río Bergantes, en su tramo por Aguaviva, ha sido reconocido por su excelente estado de conservación y la calidad de sus aguas, siendo una de las pocas zonas de baño en Teruel con esta distinción. El entorno está protegido como Lugar de Interés Comunitario y forma parte del Geoparque del Maestrazgo, lo que garantiza la preservación de su riqueza natural.

La flora del lugar incluye pinares que proporcionan sombra y frescor, así como especies de ribera como chopos, álamos blancos y sauces. En cuanto a la fauna, es posible encontrar cabras hispánicas, barbos, madrillas y nutrias, estas últimas más difíciles de avistar pero presentes en la zona.

Acceso y recomendaciones para la visita

Las Pozas de Aguaviva se encuentran a unos cuatro kilómetros del núcleo urbano del municipio. Para llegar, se debe tomar la carretera A-225 en dirección a Castellón y, tras aproximadamente 3,5 kilómetros, desviarse a la izquierda hacia el puente de Cananillas, donde hay una pequeña explanada para aparcar. Desde allí, un breve paseo de unos 200 metros conduce hasta las pozas.

Aunque el lugar ha ganado popularidad en los últimos años, sigue siendo un enclave tranquilo, sin la masificación de otras zonas de baño. Se recomienda a los visitantes respetar el entorno, no dejar residuos y evitar causar molestias a la fauna local.

Aguaviva: más allá de las pozas

Además de su riqueza natural, Aguaviva cuenta con un interesante patrimonio cultural. Destaca la Iglesia Parroquial de San Lorenzo, de estilo gótico y barroco, y las ermitas de Santa Bárbara y San Gregorio, que reflejan la historia y la tradición del municipio.

Una de las celebraciones más singulares de Aguaviva es la de las Alfombras del Santísimo Misterio, que tiene lugar cada 28 de agosto. En esta festividad, las calles del pueblo se cubren con alfombras de serrín de colores, elaboradas por los vecinos, en honor al Santísimo Misterio. Esta tradición, que data de 1475, ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón.

Un destino perfecto para el verano

Las Pozas de Aguaviva ofrecen una combinación única de naturaleza, historia y tranquilidad. Bañarse en sus aguas cristalinas, bajo la sombra del puente de Cananillas, es una experiencia que conecta al visitante con el entorno y con el pasado de la región.

Para quienes buscan un lugar especial donde refrescarse y disfrutar de la belleza del paisaje, Aguaviva se presenta como una opción inmejorable. Un destino que, sin duda, merece ser descubierto.

Una escapada ideal para todos los públicos

Aguaviva y sus pozas no solo son un reclamo para los amantes de la naturaleza, sino también un destino perfecto para familias, parejas y viajeros que buscan tranquilidad sin renunciar al encanto rural.

La baja dificultad del acceso, la suavidad del entorno y la tranquilidad del río hacen que sea una opción apta para niños y personas mayores, siempre con las debidas precauciones.

Además, en verano, el Ayuntamiento suele instalar pasarelas de madera y zonas de descanso que mejoran la accesibilidad y permiten disfrutar del baño con mayor seguridad.

La ausencia de grandes infraestructuras turísticas contribuye a preservar el carácter auténtico del lugar. No hay chiringuitos ni urbanizaciones: solo naturaleza, agua pura y silencio, interrumpido a ratos por el canto de los pájaros o el chapoteo de algún bañista.

Para quienes deseen completar la jornada, el entorno ofrece rutas senderistas como el camino hacia el Tormasal o el Mirador de las Rocas, que brindan vistas únicas del paisaje del Bajo Aragón.

Aguaviva es uno de esos lugares que enamoran sin necesidad de artificios. Un pequeño paraíso natural que, bajo un puente de piedra centenario, sigue fluyendo en armonía con el tiempo y que, cada verano, conquista a más visitantes en busca de autenticidad y belleza.

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