El plan de las aerolíneas de bajo coste para meter más gente en los aviones pasa por hacer los asientos todavía más incómodos

Las imágenes del Skyrider han generado comentarios sarcásticos en redes sociales, pero Aviointeriors defiende su diseño como una solución práctica

Héctor Farrés

22 de mayo de 2025 13:30 h

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No hay invento más simbólico del compromiso a medias que los asientos incómodos en el avión. Han evolucionado de los pesados sillones tapizados en terciopelo a planchas acolchadas con lo justo, que apenas dejan espacio para mover las piernas.

En la jerarquía de molestias aéreas, estos respaldos rígidos ocupan el podio junto a las bandejas diminutas y los reposabrazos disputados con el vecino. Su función parece ser doble: transportar cuerpos y recordarles que han pagado por lo justo, por lo que no pueden quejarse - hay aerolíneas que no pierden oportunidad de reírse de sus clientes sobre esta cuestión -. El espacio mínimo ya es lo habitual en vuelos regulares y, a partir de ahí, llega una idea que lo lleva aún más lejos.

Soportes verticales que buscan ahorrar espacio y multiplicar ingresos

El nuevo concepto que varias aerolíneas de bajo coste están considerando eliminar directamente la idea de sentarse. El plan pasa por sustituir filas de asientos tradicionales por una serie de soportes acolchados que permiten viajar medio en pie, medio apoyado. Esta propuesta, que se estudia para vuelos de corta duración, no es nueva. Pero ahora parece más cerca de despegar, con algunos modelos ya presentados y una fecha tentativa de implementación en 2026.

La empresa italiana Aviointeriors es la responsable del diseño más avanzado. Lo han llamado Skyrider 2.0 y consta de una estructura metálica que se ancla al suelo y al techo del avión. El respaldo es vertical y apenas hay distancia entre filas. La propuesta no busca comodidad, sino eficiencia: aumentar un 20 % la capacidad de pasajeros por vuelo.

El modelo se presentó en la feria Aircraft Interiors Expo de Hamburgo en 2018 como una solución pensada para vuelos de menos de dos horas. Desde entonces, ha pasado controles de seguridad y está a la espera de que alguna compañía dé el paso definitivo.

Ryanair lleva tiempo coqueteando con la idea y ha celebrado en sus redes sociales que se vuelva a plantear. Su CEO, Michael O’Leary, mencionó en 2012 que quería equipar sus Boeing 737 y 800 con diez filas de estos puestos de apoyo, además de mantener quince filas con asientos tradicionales. En ese momento, explicó que los billetes para estos lugares podrían costar entre una y cinco libras. En palabras del propio O’Leary, recogidas por medios británicos, lo que buscaba era “una opción que permita volar barato, aunque sea de pie”.

Trayectos breves y rutas con mucho tráfico como terreno de pruebas ideal

El sistema ha sido comparado con los desplazamientos en tren o autobús urbano, donde el tiempo de trayecto justifica la incomodidad. Un vuelo entre Sídney y Melbourne, por ejemplo, dura una hora y media y es una de las rutas más transitadas de Australia. Según datos de OAG Aviation, en 2023 se ofrecieron más de nueve millones de asientos en ese trayecto. El modelo Skyrider podría integrarse precisamente en este tipo de rutas cortas y con gran volumen de pasajeros.

Las imágenes del prototipo han generado bastantes comentarios en redes sociales. Algunos usuarios, especialmente en cuentas como @entrepreneurshipquote, con más de dos millones de seguidores, han ironizado sobre la falta de confort. La reacción no ha sido entusiasta, pero eso no ha frenado el avance del proyecto. Aviointeriors ha defendido el diseño con un argumento claro: “El Skyrider 2.0 permite una posición erguida que reduce el espacio entre filas sin eliminar el confort mínimo necesario”.

Este asiento pesa la mitad que uno de clase turista y tiene menos piezas, lo que reduce también los costes de mantenimiento. Según explicaron los responsables del diseño cuando lo presentaron en 2018, uno de sus puntos fuertes es que “abre la experiencia de viaje a un mercado de pasajeros más amplio”. También añadieron que su objetivo era ofrecer una opción rentable para los operadores, al permitir “una mayor densidad en cabina sin comprometer la seguridad”.

Hasta el momento, ninguna aerolínea ha confirmado oficialmente que vaya a instalar este tipo de asientos. Aviointeriors ha evitado hacer comentarios recientes al respecto. Aun así, medios como MailOnline han señalado que varias compañías están evaluando su implementación. La mayoría, dentro del sector de bajo coste.

La polémica está servida. Las compañías buscan reducir precios y maximizar el uso del espacio, pero eso plantea dudas sobre los límites de la experiencia de vuelo. Lo que está claro es que, si se implanta, cambiará por completo la forma de viajar en trayectos cortos. No tanto por lo que ofrece, sino por lo que decide quitar.

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