El giro de Europa con Israel: tarde, mal y nunca

Ha tardado, pero parece que la Unión Europea y los gobiernos europeos empiezan a reconsiderar su apoyo a Israel. Frótate los ojos, pero ahí están Von der Leyen (“uso desproporcionado de la fuerza”, “sin justificación ”y “abominable”), la alta representante Kaja Kallas (“ataques intolerables” y “más allá de lo necesario”), y los gobiernos europeos cuyos ministros de Exteriores han pedido medidas: “no nos quedaremos con los brazos cruzados”. Incluida Alemania, donde el canciller ahora duda: “el actual nivel de ataques en Gaza no puede ser ya justificado por la lucha contra Hamás”. Con él, otros como Italia (Tajani: “somos amigos de Israel, pero decimos ‘ya basta’ a la guerra, la población está sufriendo demasiado”), Francia (Macron: “es vergonzoso”, “tendremos que endurecer la posición y aplicar sanciones”), y por supuesto España, que siempre ha sido la más crítica, y que encabeza la petición de suspender el acuerdo UE-Israel.
Tarde.
El giro europeo llega un poquito tarde, hay que decirlo. 600 días tarde. O usando algo más gráfico que el calendario: llega más de 54.000 muertos tarde. Más de 16.500 niños asesinados tarde (y muchos más heridos y huérfanos). Europa ha tardado cientos de médicos, periodistas o personal humanitario asesinados. Ha tardado una Gaza entera destruida. Ha tardado una hambruna generalizada. Escuchando los términos usados por los responsables europeos, dan ganas de preguntarles si es que hasta ahora les parecía que el genocidio tenía justificación, era tolerable, parecía un uso proporcionado de la fuerza, o la población sufría pero poco. Venga, nunca es tarde si la dicha es buena, eso dicen, ¿no?
Mal.
Aunque parece un giro drástico, la UE y sus gobiernos condenan, pero poco. Y mal: condenan sin consecuencias. De boquilla. Y sin prisa. Piden revisar el acuerdo con Israel, pero Kallas dice que lo va a estudiar para “plantear opciones” a los ministros de Exteriores en la reunión del próximo 23 de junio. Es decir, hasta dentro de 22 días Kallas no “planteará opciones”. O usando la medida temporal del párrafo anterior: Kallas “planteará opciones” dentro de 2.000 palestinos asesinados (casi un centenar al día). Dentro de 600 niños asesinados. Los ministros estudiarán entonces las “opciones”, y serán convocados a otra reunión miles de asesinados después, reunión de la que saldrán con un nuevo calendario de reuniones. Y lo mismo con los acuerdos de cada país con Israel, las relaciones comerciales y hasta la compraventa de armas: sin prisa, que son cosas muy complicadas para correr. El canciller alemán dijo que “tenemos que pensar muy detenidamente qué pasos dar”. Muy detenidamente. Hasta España, tan crítica con Israel, suspende contratos de armamento (y hace bien) pero no se plantea otro tipo de medidas, ni romper relaciones o traerse a nuestra embajadora en Israel.
Y nunca.
No nos engañemos. Tras semanas o meses (es decir, tras miles o decenas de miles de asesinados), la suspensión del acuerdo de la UE con Israel seguirá sin producirse, habrá países que lo bloqueen, dudas jurídicas, medidas cosméticas, o directamente caerá en el olvido, y a la vuelta del verano ya veremos si nos acordamos. Lo mismo con el resto de medidas hoy en fase de consideración. Y ni hablar de sanciones. Y no solo porque importen poco los palestinos: hace una semana el ejército israelí disparó contra una delegación diplomática en Cisjordania, y sin consecuencias. Hace un mes Israel atacó un barco de activistas en aguas internacionales, y sin consecuencias, como tampoco las tendrá si hunde la nueva Flotilla de la Libertad. Que a estas alturas no hemos sido capaces ni de echarlos de Eurovisión. No porque nuestros gobiernos no puedan: porque no quieren. Tendremos que hacer que quieran.
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