El gran garaje de coches oficiales reabre al público diez años después en Madrid: viaje al pasado y futuro del Parque Móvil

Llevar y traer a los representantes públicos todos los días, a cualquier hora, estén donde estén. Es la misión con la que nació hace 90 años una institución que pocos ciudadanos conocen por dentro y que se mantiene tan discreta como los chóferes que componen el Parque Móvil del Estado. Solo dos veces se ha abierto al público este lugar, ubicado en el corazón de Chamberí: la primera vez fue hace diez años y la segunda tiene lugar estos días, en una oportunidad poco frecuente de acceder a un lugar que volverá a permanecer cerrado, al menos, otra década más.
Lo que está abierto desde el pasado 20 de mayo es una exposición situada en el taller del Parque Móvil, uno de los dos grandes edificios alargados que se extienden ante la calle Cea Bermúdez, junto al aparcamiento de cuatro plantas ubicado justo al lado. La muestra tiene interés por varias cosas: explica cómo ha funcionado esta institución nacional durante décadas, cuenta cómo está cambiando de forma vertiginosa en los últimos años y cómo se va a organizar en el futuro inmediato. También permite ver una extensa muestra de coches antiguos, en una valiosa reunión difícil de contemplar en otros lugares.
“Esto es un edificio garaje”, desvela el director del Parque Móvil del Estado durante los últimos trece años, Miguel Ángel Cepeda. Es quien dirige dónde se aparcan y a dónde se envían los 649 coches que forman parte de la institución y con los que se gestiona toda la movilidad institucional. Los conducen 798 chóferes que forman parte de su plantilla y que circulan siempre por una de las joyas industriales del recinto: la rampa helecoidal, que Cepeda define como “el corazón de la movilidad” del parque, “bombeando coches” desde el año 1945, diez años después de la puesta en marcha de este servicio.
Los terrenos del Parque Móvil se levantan sobre el antiguamente conocido como Campo de las Calaveras, los restos de uno de los antiguos cementerios de Chamberí, por aquel entonces en las afueras y hoy enclavado en el centro de la capital. A nivel arquitectónico, del edificio destaca también su ausencia inicial de peldaños: “Se construyó sin escaleras”, recuerda Manuel Pons, el comisario de la exposición por el 90 aniversario, que también se encargó de la muestra de hace una década. Luego se añadieron escaleras de incendios, pero al principio en el recinto solo se podía circular por rampas o en el famoso paternoster, un elevador continuo y sin puertas que hace décadas ocupaba el hueco que tienen hoy los ascensores.

La exhibición que abrió hace unos días hace un recorrido por la historia de estas instalaciones, concebidas desde el “paternalismo” industrial como una pequeña ciudad en la que la Administración le daba a sus trabajadores todo lo necesario para hacer vida sin tener que salir del recinto: una colonia de viviendas, con recinto deportivo y piscina, escuela para llevar a los hijos, un economato para hacer la compra a precios asequibles y hasta iglesia a la que acudir a rezar.
Todos estos detalles se reviven ahora con uno de los catres que se ofrecían a los conductores, la peluquería a la que acudían los chóferes para tener el pelo o el bigote bien arreglados. Incluso hay almacenados los vales con los que se pagaban estos servicios.


Destacan otros espacios del día a día del trabajo en el Parque Móvil, como la parte de las banderas para los coches oficiales o los talleres, que antiguamente estuvieron muy poblados. “En este taller llegó a haber más de 1.000 mecánicos en turnos de mañana, tarde y noche. Ahora no llegamos a veinte”, explica el director del recinto, añadiendo que todos los vehículos que ahora se adquieren vienen acompañados de servicio técnico externo, lo que ha ido condenando a los técnicos de la plantilla, que se fueron jubilando sin reposición. “El futuro trae cosas buenas, pero también añoranza de otras”, dice con nostalgia.
En esa zona se exhiben unas pruebas de bala sobre cristales blindados, de la época en la que algunos vehículos estaban preparados para cualquier atentado. El más famoso de aquellos vehículos es el Mercedes V8 que se encuentra en la entrada de la muestra y que llevaron a presidentes del Gobierno desde 1982. De Felipe González a Mariano Rajoy, pasando por José María Aznar o José Luis Rodríguez Zapatero.


Aunque el vehículo insignia era un Mercedes, entre los vehículos más habituales de los que se usaban en la movilidad estatal solían abundar los fabricados en España como los de la marca Seat, pero también Renault, Citroen y Opel.
Una larga hilera de todos ellos compone parte de la exposición, junto a carteles que explican que dieron servicio a Casa Real, ministros o primeras figuras del Estado como a la presidencia del Congreso o a altos cargos judiciales.


La mayoría de ellos están retirados algunos con 500.000 kilómetros acumulados en sus motores, porque desde hace unos años se está produciendo una transición ecológica, sustituyendo todos los vehículos de gasolina por otros que funcionan de forma más eficiente. A día de hoy hasta 542 son de etiqueta CERO o ECO. Y en 2028 el compromiso es que todos los 649 coches (o los que haya entonces) estén impulsados sin utilizar combustibles fósiles.
Junto a ellos y haciendo honor al cartel de una parte de la exposición (La década transformadora) se encuentran unas electrolineras, que son los aparatos para las recargas del presente y del futuro, dentro de una renovación que también incluye una capa tecnológica que llevará al Parque Móvil a funcionar con una aplicación de demanda de vehículos, al estilo Uber. “Lo que intentamos hacer aquí es gestionar la movilidad de la manera más eficaz y eficiente posible”, añade. Cepeda sobre la filosofía que rige esta etapa, en continuidad con la anterior.


La muestra, que ha llevado un año de preparación, se completa con una excepcional colección de vehículos de época cedidos por diferentes instituciones y particulares, como la Federación Española de Vehículos Antiguos, la empresa Rogasanz o el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca. Entre ellos un Packard de 1923 similar al que usaba Alfonso XIII, un 600, un Alpine deportivo, un Buick rojo o los históricos Citroen de la Guardia Civil. Como se suele decir, mejor ver, aunque aquí colguemos algunas de sus fotos









La muestra añade también varios vídeos del NoDo y una recuperación en forma de gran lona impresa del mural Los trabajos del automóvil, de German Calvo, uno de los pocos ejemplos de pintura industrial que se conserva en España. Aunque el original, bastante dañado, no se puede visitar por encontrarse en una parte del taller a la que no se puede acceder, una videograbación recorre sus detalles en pantalla gigante.

Una muestra esta que llega en un momento algo mejor que la primera, que tuvo lugar con motivo del 80 aniversario del Parque Móvil, cuando “la moral de la tropa estaba baja”, recuerda su actual director, con un ambiente bastante “depresivo”. “Lo único que se decía es que el usuario de vehículo oficial era poco menos que un bandido”, añade el comisario, recordando aquella época de crisis económica en la que se cuestionaban los privilegios de los mandatarios.
Hoy la exposición por los noventa años reivindica el papel del chófer, su adaptación tecnológica y el valor de un servicio del Estado poco conocido y que probablemente volverá a cerrar sus puertas desde septiembre hasta -al menos- el año 2035.
Más información:
- Dónde: C/ Cea Bermúdez 5
- Cuándo: hasta el 27 de septiembre. Lunes a viernes de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 18.00. Sábados de 10.00 a 14.00. Agosto cerrado
- Cuánto: gratuito
- Página oficial con todos los detalles de la exposición
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