Unas Insignias de San Bernabé marcadas por la cultura: del 'Te, Chocolate, Café' a la cuna de grandes actores

Un 10 de junio más, y ya van 20 años, el Ayuntamiento de Logroño ha vuelto a entregar las Insignias de San Bernabé, con las que se reconoce “a las personas que reconocen las personas que representan los valores de la ciudad, que prestigian Logroño, que sienten de forma especial esos lazos con la ciudad a la que pertenecen por nacimiento o por apego”, ha destacado el alcalde Conrado Escobar.

La lista de insignes a lo largo de 20 años, ha dicho, “nos recuerda nuestra diversidad. ”Cada cual, en su área, unas aquí, otras desde lejos, nos recuerdan que no hay un Logroño, sino muchos Logroños. Porque hay muchas formas de querer esta ciudad, hay muchas maneras de recordarla, de mejorarla y también de imaginarla“, ha dicho en su discurso.
A las cuatro personas reconocidas, Escobar les ha agradecido que ayudan a que “Logroño sea una ciudad más feliz, culta y solidaria. Siempre inacabada, pero siempre viva”. “Logroño mira lejos con pasos cercanos”, ha dicho emplazando a las Insignias “a mantener su compromiso con ese Logroño abierto, ambicioso y fraternal”.
Gorgorito
La marioneta Gorgorito ha sido el primer Insigne de San Bernabé, a través de Juan Díaz Quintero, continuador de la saga iniciada por sus padres Juan Antonio Díaz Gómez de la Serna y Josefa Quintero al frente de la compañía de Maese Villarejo. “Gorgorito y sus amigos han visto crecer a tres generaciones”, han reconocido en la presentación en la que ha sonado 'Té, chocolate y café' poniendo a todo el público del salón de plenos a dar palmas.
Juan Díaz Quintero ha agradecido el reconocimiento poniendo en valor a su hermana Mónica, la otra mitad de la compañía. “Aunque yo ponga voz a Gorgorito, sin ella no habría aventuras. ¿Os imagináis que sería de Gorgorito sin Rosalinda?”, ha subrayado. “Más importante todavía son los niños y los adultos que mantenéis el espíritu de niños”, ha agradecido el apoyo del público. El propio Gorgorito ha tomado la palabra después para dar las gracias por la insignia, que es, ha dicho, “súper preciosa y mola mogollón” y que no va a compartir con la bruja Ciriaca.
Rafael Domingo Oslé
El jurista Rafael Domingo Oslé ha recibido la segunda Insignia de San Bernabé. Con este reconocimiento, ha dicho el periodista Toño del Río, Rafael, “vuelve al patio de su infancia, su patria”. Su también amigo ha destacado su papel en “el universo del conocimiento y la academia” y le ha agradecido que haya demostrado “que se puede llegar lejos sin dejar de ser de aquí”.
El arraigo y orgullo de la ciudad han impregnado el discurso de agradecimiento del jurista, que ha comenzado recordando la calle Portales en la que creció. La Insignia, ha dicho, “simboliza un profundo vínculo de la ciudad que ha sido parte esencial de mi identidad”. “Ser embajador de Logroño en el mundo ha sido una pasión, he llevado el eco de nuestras raíces a cada rincón que he pisado, el legado de hospitalidad que nos distingue”, y ha recordado el momento en el que vio una pintura de la Iglesia de Palacio en una mansión de Nueva York o el vino de Rioja en una tienda de su barrio de Atlanta.
Con este orgullo de logroñés, ha emplazado a que “el lugar trascienda generaciones, sigamos transformando sueños y realidades y que nuestra ciudad brille siempre con los ojos de la Esperanza”, ha finalizado recordando a la patrona de la ciudad.
Fernando Gil Torner
El fundador y el alma del Teatro Pobre de La Laboral, que ha cumplido cincuenta años y que ha acogido a actores como Javier Cámara, ha sido la tercera Insignia de San Bernabé. Concha Arribas ha presentado su trayectoria en un emocionante discurso que ha recogido los testimonios de muchos alumnos. “Cambió la historia personal de muchos de nosotros gracias al teatro”, dice de él Bernardo Sánchez. Cámara, por ejemplo, suspendió, pero aun así, dice: “nunca sentí de él un reproche”. Todos coinciden en el valor de Gil Torner de transformación, de enseñarles a amar la cultura y de acompañamiento para encontrar caminos de vida.
Fernando Gil Torner ha recordado su llegada a Logroño y con ello la creación del Teatro Pobre: “Los adolescentes me pidieron que hiciéramos teatro y me aceptaban como un compañero mayor”, ha recordado del comienzo sin olvidar que también era “educador”. “La diversión y el entretenimiento es lo fundamental, pero trabajando de verdad y comprometiéndose con textos importantes”. “Era el teatro escolar y es el teatro del volver a empezar siempre”, ha dicho de un proyecto que sigue vivo y prueba de ello es todos los proyectos que siguen en marcha y en los planes de Gil Torner: “Los antiguos seguimos con el Don Juan Tenorio, los mayores actuales a ver si montamos la obra La Venganza de Don Mendo y con las adolescentes también preparamos algo”.
Por los cincuenta años de historia del Teatro Pobre, de lo que nació pensando solo en el momento complejo que se vivía a finales del 75, han pasado muchas personas y algunos continúan. “Le llamamos Teatro Pobre, pero hay muchas riquezas en este nombre y muchas horas dedicadas”, ha concluido su alma máter.
María José Marrodán
De la cuarta Insignia de San Bernabé, María José Marrodán, se ha puesto en valor su compromiso y su papel en la sociedad civil de Logroño, participando en numerosas asociaciones culturales y educativas. Le han definido como “agitadora cultura” por su propia “idiosincrasia como persona y por su talento”.
“No sé cuándo empezó esta trayectoria, pero siempre estuvo ligada en Logroño”, ha agradecido la escritora al tomar la palabra. “Leer se ha convertido en mi pasión, en todo lo que me hace crecer y aprender”, ha dicho recordando especialmente la obra que lo cambió todo, La Rama Seca de Ana María Matute, que leyó con 11 años. “Hizo que quisiera ser escritora, que quisiera ser Ana María Matute, que aún me queda, ya lo sé”, ha dicho entre risas. A través de esta historia, ha definido sus metas: “poder ayudar a las personas cuando más lo necesitan y que fuera a tiempo y bien, valorar lo que tengo y buscar lo positivo”.
A través de su papel de educadora, “su vocación”, ha dicho, ha tenido una petición para concluir: “No olvidéis nunca la educación porque nuestros niños y jóvenes sean personas maduras que hagan una sociedad más habitable. No perdamos nunca la empatía”. Así, para acabar, ha dicho que con este reconocimiento se inicia un nuevo camino, “y ha vuelto a nacer”.
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