No todo es alergia: los síntomas que más se confunden con otras enfermedades

Las enfermedades alérgicas afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo. De acuerdo con las estimaciones de la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica (EAACI), se espera que su prevalencia alcancen los cuatro mil millones en la década de 2050. Frente a este escenario, la prioridad por garantizar su reconocimiento como parte de las estrategias nacionales de salud y que sea una prioridad en investigación es crucial.
Una de las dificultades más comunes en este campo es atribuir los síntomas como la congestión nasal , la tos o el lagrimeo con la alergia cuando en realidad pueden deberse a otro problema. Es fácil, por tanto, confundir una alergia con otra afección sin un diagnóstico adecuado porque, a menudo, el espectro de síntomas es amplio y confuso. ¿De qué síntomas se trata y con qué otras enfermedades se pueden confundir?
¿Qué es una alergia?
Cuando hablamos de alergia lo hacemos de una respuesta exagerada del organismo a sustancias extrañas que penetran en el cuerpo y este intenta defenderse de ellas mediante mecanismos que generan síntomas. Una alergia puede ser de tipo respiratorio, cutáneo, alimentario o a fármacos, por tanto, son varias las causas que puede haber detrás de una alergia y, de la misma manera, los síntomas que pueden provocar también son muy variados: tos, picor de ojos, urticaria, congestión nasal, asma, diarrea o vómitos.
Se trata de síntomas que aparecen después de la exposición a un alérgeno —aunque no siempre lo hagan de manera inmediata— y que suelen ser comunes, también en otras enfermedades, algo que en el campo de la Alergología ocurre con frecuencia porque no hay “un órgano concreto de estudio, sino que abarca todo el ser humano: piel, sistema digestivo, aparato respiratorio, etc.”, afirma la Doctora Mar Fernández Nieto, del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
En consecuencia, es común que algunos pacientes con síntomas similares a los de una alergia al final tengan el origen en otra causa. De ahí la importancia del diagnóstico diferencial, es decir, “la necesidad de distinguir enfermedades diferentes que presentan un síntoma común a ambas”, afirma Fernández Nieto.

Síntomas que no siempre son alergia
El tratamiento de las alergias es muy distinto al de un resfriado o una gripe. Es clave, por tanto, aprender a reconocer los síntomas de una alergia y cómo diferenciarlos de los que no son propios de ella. La experta enumera algunos de los síntomas que más suelen confundirse.
La tos es uno de ellos. Es, además, “frecuente en múltiples enfermedades agudas o crónicas”, por tanto, no toda la tos es por alergia. Y, aunque en muchos casos no se le da la importancia que tiene, lo cierto es que, en ciertos casos, es conveniente prestarle atención y estudiarla. Esto es especialmente importante en el caso de la tos crónica, que no desaparece al cabo de los meses y que puede estar relacionada “con enfermedades infecciosas respiratorias, con el reflujo gastroesofágico, con enfermedades del aparato respiratorio –asma o no o alteraciones en la estructura de la tráquea-, o problemas nasales como pólipos, entre otros.
¿Cuáles son las pistas de que detrás de esta tos puede haber alergia? Cuando existe cierta relación entre la existencia de tos con una estación particular, o cuando hay una mascota en casa o aparece con la práctica de alguna determinada actividad laboral.
Tampoco todas las lesiones que aparecen en la piel son de causa alérgica. La urticaria, por ejemplo, una patología frecuente, es una de ellas. La aparición de ronchas o habones también es una “manifestación común de numerosas enfermedades causadas por virus”, admite la Doctora Fernández Nieto. O detrás también puede haber intoxicaciones alimentarias, picaduras de insectos o simplemente tratarse de una enfermedad no alérgica crónica sin causa.
Otro síntoma que puede relacionarse con una alergia es la rinitis con congestión nasal, estornudos o rinorrea. La rinitis provoca una inflamación de las membranas que recubren la parte interna de las fosas nasales, lo que provoca la aparición de síntomas como estornudos, mucosidad y congestión nasal, entre otros.
Muchas personas con estos síntomas suelen estar convencidas de que se trata de una alergia, pero en realidad “hasta un 10% de las rinitis no son de causa alérgica”, afirma la Doctora Fernández Nieto, que reconoce también que ocurre lo mismo con el asma, cuya etiología no siempre es alérgica. “Hasta un 20% de los casos de asma pueden no ser alérgicos”, reconoce Fernández Nieto. Una de las principales diferencias es que la rinitis alérgica empieza al entrar en contacto con aeroalérgeno y continúa hasta que acaba la exposición; en el caso del resfriado, el inicio es progresivo y suele durar una semana.
El picor crónico es otro de los síntomas frecuentes que más suelen atribuirse a una alergia. Sin embargo, como reconoce la experta, puede ser solo consecuencia de “una piel muy seca o estar relacionada con efectos secundarios de algún fármaco”.

Algunos síntomas digestivos como diarrea, digestiones pesadas, hinchazón abdominal o vómitos no siempre son de tipo alérgico. Muchos de ellos, cuando hay una alergia, suelen aparecer como consecuencia de la ingesta de alguna sustancia extraña, o alérgeno, como un medicamento o un alimento, y pueden ser leves o muy intensos. Pero detrás también puede haber otras causas, como reflujo gastro-esofágico, infección por Helicobacter pylori, la toma de antibióticos, que alteran la flora bacteriana digestiva.
Por todo ello, y como aconseja la Doctora Fernández Nieto, “ante cualquier síntoma agudo o crónico que nos llame la atención debemos consultar con el médico”, que es el que realiza el diagnóstico a partir de las pruebas de alergia para identificar las sustancias a las que se es alérgico.