Prevenir frente al cáncer y los daños de la piel: los siete errores más comunes que cometemos al aplicarnos la protección solar

Cada año, el 13 de junio se conmemora el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, una fecha clave para recordar la importancia de proteger la piel frente a la radiación ultravioleta (UV), principal causa evitable de este tipo de tumores. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el cáncer de piel es uno de los más frecuentes y se divide en melanomas y no melanomas. Aunque la mayoría de los casos se diagnosticaron en fases tempranas, su incidencia ha aumentado de forma alarmante en las últimas décadas, especialmente en personas jóvenes con hábitos de exposición prolongada al sol sin protección adecuada.
A nivel global, las cifras muestran que el cáncer de piel es una preocupación creciente. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de piel no melanoma fue el quinto más común del mundo en 2022, con 1,2 millones de casos diagnosticados a nivel global. En cuanto al melanoma, la forma más agresiva de cáncer cutáneo, la American Cancer Society estima que solo en Estados Unidos se diagnosticaron 100.640 nuevos casos en 2024, y que, a pesar de representar alrededor del 1% de los casos de cáncer de piel, es responsable de la mayoría de las muertes asociadas a este tipo de tumores. Estas cifras reflejan la necesidad urgente de reforzar los hábitos de protección al sol y la importancia de la detección temprana para reducir la mortalidad.
Pese al acceso a información médica y campañas de concienciación, persisten errores cotidianos que comprometen la eficacia de la protección solar. Según la Skin Cancer Foundation, una gran parte de la población sigue usando mal el fotoprotector: lo aplica en menor cantidad de la necesaria, lo olvida en zonas clave como cuello u orejas, no lo reaplica o cree que solo debe usarse en verano. La AECC también destaca que la fotoprotección debe mantenerse todo el año, incluso en días nublados o al realizar actividades rutinarias al aire libre. Corregir estos hábitos no solo mejora la salud dermatológica, sino que puede ser decisivo en la prevención del cáncer de piel.
Por qué es tan importante protegerse del sol

El sol es necesario para nuestra salud, pero su radiación también puede dañar la piel si no nos protegemos bien. Los rayos ultravioleta (UV), especialmente los UVA y UVB, penetran en la piel y pueden alterar el ADN de las células, lo que con el tiempo puede provocar cáncer de piel. Este daño se acumula, incluso en exposiciones cortas o días nublados.
El Instituto Nacional del Cáncer de EEUU señala que más del 90% de los casos de cáncer de piel están relacionados con la exposición a la radiación UV. No hace falta estar en la playa para correr riesgos: caminar por la calle, conducir o hacer deporte al aire libre también expone la piel al sol. Además, superficies como el agua, la arena o la nieve reflejan los rayos UV y aumentan su efecto.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Skin Cancer Foundation insisten en que protegerse del sol todos los días es clave para prevenir el cáncer de piel. Usar protector solar, ropa adecuada, gafas de sol y buscar sombra reduce mucho el riesgo. La protección regular, sobre todo desde pequeños, puede prevenir problemas graves en el futuro.
Los siete errores más comunes al usar protector solar

A pesar de que el uso de protector solar está cada vez más extendido, muchas personas cometen errores que reducen drásticamente su eficacia. Aplicarlo mal o con poca frecuencia puede dar una falsa sensación de seguridad y dejar la piel expuesta al daño solar. Estos son los errores más habituales:
- Aplicar menos cantidad de la necesaria: muchas personas no se aplican suficiente protección solar, lo que hace que no protejan bien. La Academia Americana de Dermatología (AAD) recomienda usar una cantidad generosa y cubrir bien toda la piel expuesta. Además, es importante aplicarlos 15 minutos antes de salir al sol, para que la piel lo absorba bien.
- Olvidar zonas clave: orejas, cuello, dorso de las manos, empeines, labios y parte superior de la cabeza, especialmente en personas con poco pelo, son zonas comúnmente olvidadas. La AECC destaca que estos puntos también están expuestos al sol y son frecuentes en diagnósticos de cáncer de piel no melanoma.
- No reaplicar cada dos horas: una sola aplicación al comienzo del día no es suficiente. El sudor, el roce con la ropa, el agua o simplemente el paso del tiempo reducen su efectividad. Se recomienda reaplicar cada dos horas o antes si se ha nadado o sudado.
- Usar un FPS insuficiente: para el día a día y especialmente en primavera y verano, se recomienda utilizar un factor de protección solar (FPS) de al menos un 30.
- Pensar que solo hace falta en la playa o piscina: muchas personas solo usan protector solar en vacaciones, pero la radiación UV está presente todos los días, incluso con nubes. Hasta el 80% de los rayos UV pueden atravesar la nubosidad. Caminar por la ciudad o conducir sin protección también expone la piel al sol.
- No aplicarlo antes de salir: el protector solar necesita al menos 15 o 30 minutos para ser absorbido por la piel y comenzar a hacer efecto. Aplicarlo justo antes de exponerse al sol o ya estando al aire libre deja un tiempo de exposición sin protección efectiva.
- Creer que el maquillaje con FPS es suficiente: aunque muchas bases de maquillaje o cremas hidratantes incluyen protección solar, su nivel suele ser bajo y no se aplica en cantidad suficiente. No sustituyen al protector solar específico, que debe usarse como primer paso antes del maquillaje.
Cómo elegir un buen protector solar

Según la Skin Cancer Foundation, no todos los productos ofrecen el mismo nivel de protección ni son adecuados para todos los tipos de piel. Lo importante es fijarse en algunas claves básicas que garantizan una defensa efectiva frente al daño solar. Debe proteger contra los rayos UVA y UVB, y tener un factor de protección (FPS) de 30 o más. Si vas a estar mucho tiempo al aire libre, es mejor usar un FPS más alto.
También es bueno que el protector sea resistente al agua si vas a nadar o sudar, pero igual hay que reaplicarlo cada dos horas o después de mojarse. El tipo de protector debe adaptarse a tu piel. Para la piel grasa es mejor usar un gel o libre de aceites, para piel seca es mejor una crema y para piel sensible uno mineral con óxido de zinc o dióxido de titanio.
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