La helisuperficie de Villanueva de Gállego y la nueva Facultad de Filosofía ganan el García Mercadal de arquitectura
La nueva base de emergencias del Gobierno de Aragón para albergar los helicópteros de transporte sanitario, protección civil e incendios forestales y la rehabilitación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza han ganado 'ex aequo' el premio Fernando García Mercadal de arquitectura.
El Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón ha anunciado este jueves, en una celebración abierta en la plaza de Ariño de Zaragoza, a los ganadores de la XXXIX edición del Premio de Arquitectura del COAA 'Fernando García Mercadal', ha informado el Gobierno autonómico. Para dar su veredicto, el jurado ha tenido en cuenta valores como son el impacto social, el cuidado del medio ambiente, el uso responsable de los recursos, el respeto por el paisaje, la innovación o la perspectiva de género.
Concretamente, de la base de emergencias, realizada por Santiago Carroquino en el Aeródromo de Villanueva de Gállego (Zaragoza), el jurado ha valorado “la creación de su propio 'hábitat' dentro de la planicie de los campos circundantes”. “A través de una serie de patios y el juego de cubiertas, el edificio conjuga la escala territorial a la par que crea su propio paisaje interior a escala humana”.
Los finalistas con mención 'ex aequo' han sido 'Intervenciones en el Real Monasterio de Santa María de Sijena' y 'Vivienda unifamiliar en Barbastro' y el finalista, 'Arquitectas en el mapa. Mapa interactivo digital de arquitecturas ideadas por mujeres en España, 1965-2000'.
La base de Villanueva
La helisuperficie se sitúa en el parque industrial aeronáutico de Villanueva de Gállego, a 20 kilómetros de Zaragoza, con unas instalaciones que tienen una superficie construida de 1.720 metros cuadrados organizadas en tres áreas diferenciadas: un hangar para dos helicópteros, garajes para vehículos de protección civil e incendios forestales, y una zona de vida que incluye oficinas y dormitorios.
El arquitecto autor de la obra es Santiago Carroquino, que ha propuesto una base ideada para cubrir las necesidades estacionales del personal de incendios forestales durante el verano, así como la estancia continua del personal de Protección Civil.
La disposición del edificio sigue un esquema este-oeste, con el hangar, la zona de vida y los garajes, organizados alrededor de patios interiores. Las estancias están distribuidas en función de su proximidad al aterrizaje, priorizando el confort acústico.
La fachada y la cubierta del edificio están diseñadas con una envolvente metálica continua de paneles de Europerfil, ejecutada en seco, lo que dota de unidad al conjunto. La carpintería de eucalipto se emplea en las zonas donde se requiere calidez. Además, la iluminación se resuelve mediante superficies de policarbonato y aperturas adaptadas a las necesidades de ventilación y visión.
En cuanto a la rehabilitación integral y el edificio departamental (NZEB) de la Facultad de Filosofía y Letras, ha sido realizada por Magén Arquitectos (Jaime Magén y Francisco Javier Magén). El jurado valora la integración del edificio existente con su ampliación y el uso de soluciones arquitectónicas bioclimáticas. A través de la adecuación escalar de sus volúmenes y ritmos de fachada, se consigue una continuidad que realza tanto el valor patrimonial del edificio original como la presencia del nuevo dentro del campus.
El decano del Colegio, Carlos Turégano, ha señalado en su discurso las modificaciones de este premio, que pasa a ser de carácter bienal: “Hemos profesionalizado el jurado, sustituido el esquema de categorías por el de valores sociales y culturales contemporáneos de la arquitectura, dotado al premio de una imagen con una nueva web, incluido a patrocinadores (Gres Aragón, principal, Jacob Delafon, Lara y Otis, patrocinadores premium), y hemos traído a un espacio abierto a esta plaza emblemática de la ciudad, delante de nuestro edificio, para la entrega del premio”.
Por su parte, el arquitecto vallisoletano y miembro del jurado, Óscar Ares, destaca que “la arquitectura de Aragón ha demostrado estar al nivel que se esperaba: compromiso, sostenibilidad y elegancia; sin olvidar sus compromisos con la disciplina de la arquitectura”.
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