La joya efímera que fue la ciudad más bella del mundo y que es Patrimonio de la Humanidad en Córdoba

El enclave arqueológico de Medina Azahara, situado a 8 kilómetros de Córdoba.

Andrea Blez

21 de mayo de 2025 20:00 h

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A apenas ocho kilómetros de la ciudad de Córdoba se encuentran una de las zonas arqueológicas más destacadas de lo que fue Al-Andalus, y que fue en 2018 declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. Hablamos de la Ciudad califal de Medina Azahara, de la que solo se ha excavado un tercio del conjunto y que da huella de la que fue considerada “la ciudad más bella del mundo”.

Medina Azahara: el símbolo de poder del Califato de Córdoba

En el año 929, Abderramán III se autoproclamó califa y se independizó del califato Abasí, con lo que comenzó un período que sería denominado el Califato de Córdoba, una época de gran esplendor en Al-Andalus con un gran poder político, pero también de actividad cultural.

Con ello, en el 936 comenzó la construcción de la ciudad de Medina Azahara, con la que reflejó la grandeza que supuso el Califato de Córdoba, pero que tuvo una duración efímera, de tan solo 70 años, debido al final de este período a consecuencia de una guerra civil en el año 1010.

A pesar de su corta existencia, Medina Azahara fue un derroche de lujo y ostentación en la que se trasladó la corte califal en el año 945, y para su construcción se utilizaron materiales como el mármol blanco de Estremoz (Portugal) o la piedra caliza de color violáceo de la sierra cordobesa y la piedra rojiza desde Cabra, también con oro como protagonista en edificios.

En árabe era conocida como Madinat al-Zahra, que significa “ciudad brillante”, lo que daba ejemplo de lo que era, con crónicas de la época que la situaban como “la ciudad más bella del mundo”, que, sin embargo, quedaría para el olvido hasta entrado el siglo XIX.

La actual Medina Azahara, solo un tercio de lo que fue

Las ruinas de Medina Azahara fueron saqueadas y se usaron como material para construcción de otros edificios de la época, y se dejó perder con el paso de los años, hasta el siglo XIX, cuando se recuperaron textos antiguos que daban crónicas de lo que fue esta ciudad de la corte del Califato de Córdoba.

Así, tuvieron lugar las primeras excavaciones cuando se encontró el enclave de lo que fue, y en 1911, Ricardo Velázquez Bosco, arquitecto conservador de la Mezquita de Córdoba, daría con los primeros tesoros de esta ciudad.

Se considera, sin embargo, que todavía solo se ha destapado un tercio de lo que fue, de lo que eran 112 hectáreas. La zona se puede visitar de forma gratuita, donde se puede apreciar cómo se aprovechó el terreno en el que se asienta, con canalizaciones romanas o puentes con los que se conectó con Córdoba.

El ser declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 2018 dio un impulso a sus visitas, que comprenden zonas como la Casa de Yafar, ministro de Abderramán III, la Casa Militar, el Gran Pórtico, la Casa Real, donde habitó el califa, así como el Salón Rico, que es la parte más lujosa del conjunto arqueológico.

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