Lara Álvarez inicia con “sello propio” su etapa en RTVE: “No he sido capaz de ver ni una entrega más de 'Supervivientes'”

Lara Álvarez ha descubierto en la última temporada que los tiempos en televisión no son siempre tan inmediatos como los que manejaba en Supervivientes. Tras pasar años y años conectando en directo y al instante desde Honduras, ahora la asturiana ha tenido que esperar meses hasta ver por fin en emisión su nueva aventura televisiva. Esa que la llevó a abandonar en 2024 “la zona de confort” que tenía en Mediaset para “crecer y evolucionar” como presentadora en RTVE, donde el pasado miércoles estrenó La conexión, el nuevo concurso para el prime time de La 1.
Pese a esta larga espera, Lara Álvarez se muestra “muy feliz” por todo lo que vivió el año pasado grabando este programa producido por Satisfaction Iberia, que la semana pasada lideró su franja en su debut (10.5% de cuota y 701.000 espectadores). “Sentir que soy la que reparte el juego, la anfitriona de la casa, me ha hecho sentirme muy bien”, reconoce a verTele y otros medios la comunicadora, que hasta ahora estaba acostumbrada a coger el relevo de otras en los realities. Sin embargo, La Conexión, al ser un formato hasta ahora inédito en nuestro país, le ha permitido dejar su impronta como nunca antes lo había hecho: “He podido tener mi sello propio. No vengo de recoger el legado de nadie. No puede haber una comparativa directa”.
La presentadora, por tanto, ya empieza a sacar partido de su nueva etapa profesional fuera de Mediaset. Dejar el grupo de Fuencarral después de diez años no fue fácil para ella, como tampoco lo fue decir adiós a Supervivientes en 2022. De hecho, reconoce que no ha vuelto a ver el reality desde el estreno de la edición de 2023, la primera que se emitió sin ella en la isla: “Ver el primer programa me generó muchas emociones y una sensación muy agridulce. (...) Después de sentir aquello no fui capaz de ver ni un programa más, ni uno”.
“A día de hoy no veo Supervivientes. Además, yo creo que también hay que saber que en el momento que se cierra una etapa, se cierra y hay que seguir mirando hacia delante”, añade Álvarez, que “adoraba” trabajar en el reality de Telecinco, pero que renunció a seguir en él para embarcarse en proyectos como La conexión y los siguientes que estén por venir en RTVE.

¿Se te ha hecho larga la espera hasta el estreno de 'La conexión'?
La verdad es que sí, mucho. Pero bueno, creo que todo llega cuando tiene que llegar. Además, el programa llega en un momento de cambio para TVE. El éxito que ha tenido The Floor nos da una pista de que los concursos culturales pueden tener una buena acogida ahora. Ojala La conexión coja este rebufo y los espectadores se enganchen a este concepto de aprender divirtiéndote.
Para mí el programa supone un nuevo registro. Sigue habiendo algún punto ya conocido, porque, claro, soy lo que soy y por mucho que me quieras atar en corto no puedes, pero creo que está muy bien. Me lo pasé muy bien haciéndolo. Yo decía que puede ser hasta ahora el programa de mi vida en cuanto al reto que ha supuesto, el cambio, la apuesta, el salir de una zona de confort que todos conocemos para enfrentarte a un nuevo camino. No deja de dar vértigo, pero cuando te dan una oportunidad así, todo cobra sentido, ¿no? Dices 'ah, vale, todo estaba conectado'.
¿Cómo ha sido tu conexión con la televisión pública?
Pues, a ver, soy un poco novata, ¿eh? Quiero decir, que es la primera vez que puedo hablaros aquí, en Televisión Española. La acogida ha sido muy positiva. Hay mucha ilusión y ganas de cambio, de formatos nuevo y de caras nuevas. Creo que esto es muy importante para la gente de la profesión porque se necesita, ¿no? La apuesta, el probar, el también tentar un poco al espectador con cosas nuevas... Me siento muy feliz, la verdad. Con ganas de enfrentarme a este y los proyectos que vengan. Yo soy una apasionada de la comunicación, me encanta la tele y este año la he echado mucho de menos.
Aquí siento que he podido tener mi sello propio. No vengo de recoger el legado de ningún presentador
No es un programa coral como otros que habías hecho anteriormente.
Claro, esta es una de mis primeras experiencias como conductora protagonista. La primera, sin duda, en un concurso cultural. También estuve como presentadora en Me resbala y otros proyectos de Mediaset, pero aquí siento que he podido tener mi sello propio. No vengo de recoger el legado ni el testigo de ningún presentador que aquí se conozca. No puede haber una comparativa directa. Es decir, que La conexión me ha permitido jugar un poco con el hecho de construir un sello propio, y esto me ha divertido muchísimo.
Cuando te fuiste de Mediaset, ¿pensabas en que el programa que llegaría, que querrías hacer, sería como este?
Si tú me hubieras preguntado en aquel momento, te habría dicho que tenía claro el tipo de contenido que quería hacer: un entretenimiento familiar que puedas compartir, con el que puedas jugar y con el que te puedas divertir. No sabía que iba a venir envuelto como un concurso cultural, pero tampoco tuve ninguna duda cuando me lo ofrecieron. Porque no es un concurso cultural al uso, no es un programa serio o encorsetado. Los concursantes juegan, tú puedes jugar con ellos, tiene ese punto donde te lleva la nostalgia, recuerdas momentos de la televisión, de la música... No es solo una cultura donde tengas que decir, con la A, con la B, dime solo esta. No, tiene una visión futurista, por decirlo de alguna manera, entretenida y creo que dentro de que es cultural es muy divertido.
Tenía claro el tipo de entretenimiento que quería hacer cuando dejé Mediaset: un entretenimiento familiar con el que puedas jugar
Hablando de ese futurismo, ¿cómo te has apañado con la realidad aumentada? No sé cómo ha sido para ti estar en un plató en el que no todo era real.
Era curioso porque la mitad del plató sí que era real, con sus dimensiones, su público y sus concursantes reales. Y yo, por supuesto, con ese flequillo maravilloso —nunca más, por cierto—. Pero era curioso porque nosotros teníamos monitores de referencia muy puntualmente, sabías dónde tenías que mirar, pero claro, como la realidad aumentada y las respuestas no las podían ver los concursantes, a veces te lo imaginabas. Yo decía 'pues miro aquí, y como me cogen de lejos, pues ojalá esté aquí'. Y a veces me corregían 'no, es un poquito más a la derecha'. Era curioso, trabajaba de una manera distinta, pero también me permitía estar más alerta de todo lo que pasaba.
Ya que has hablado del flequillo, cuéntanos cómo fue ese momento.
Como cambiaba de cadena y de registro, se propuso que también hubiera un cambio de imagen. Es verdad que siempre he seguido la misma línea, que es la mía, pero lo del flequillo fue un poco como 'venga, vamos a cambiar un poquito, vamos a jugar a esto'. Aun así, yo creo que da igual el flequillo que te pongas o el traje que te pongas, si la esencia está, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Pero cuando te viste con el flequillo no te gustó nada.
Más que por la estética, que me daba un poco más igual, era porque yo tengo el pelo medio rizado y me costaba mantener el flequillo liso. Entre el calor, el sudor, todas estas cosas, o se pegaba, o se rizaba, o teníamos que estar pendientes de que el pelo no se metiera. Luego el largo, que nunca acaba de ser ni corto ni largo cuando te crece. En fin, que nunca más.

'The Floor' ha dejado el listón alto. ¿Se siente un poco de presión por seguir su camino en audiencias?
Yo siempre digo que cuando hay éxito de los compañeros en la cadena, al final ese éxito nos beneficia a todos. El espectador te ve, no sé si tu programa, pero al menos está ahí, y eso es importante. Que The Floor haya funcionado, siendo un concurso también cultural, dinámico, fresco, que hace también hace Satisfaction Iberia, pues da también una pista de que La conexión puede funcionar. Yo casi prefiero ver el vaso medio lleno antes que verlo medio vacío y decir 'Dios mío, cojo este legado, qué presión'. Prefiero decir 'bueno, la gente tiene ganas de aprender divirtiéndose, y La conexión es un poco así. Es otro concepto, porque no es tan visual en cuanto a dimensiones, pero es visual en cuanto a la realidad aumentada. Por lo tanto, tienes ahí también ese juego. Confío, deseo, con todas mis fuerzas, que la gente conecte con nosotros.
¿Te sientes mejor en un plató, o en aire libre?
Uf, es que es un poco como decir a quién quieres más, si a papá o a mamá. Creo que el exterior siempre te permite jugar con los elementos, un poco más con lo que ocurre y pasa. A mí me encanta esa parte más aventurera y por la que no puedes repetir lo que haces. Es decir, te la juegas y coges lo que tienes porque estás en directo.
Me encantaría hacer un programa de viajes, de enseñar mundo y de poder hacer, al mismo tiempo, una experiencia con concursantes, tipo un Pekín Express, un Calleja o algo así. Esa parte de mí está viva y late fuerte, pero también es cierto que estar en ese plató tan espectacular, poder sentirte un poco como la que reparte el juego, la anfitriona de la casa, la que hace que te sientas cómodo, la que puede generar un entretenimiento al que juega y al que está en casa, también me ha hecho sentirme muy bien.
Me encantaría hacer un programa de viajes y de experiencias con concursantes, algo tipo 'Pekín Express' o Calleja
¿Este tiempo que has estado de parón te ha servido para pensar en ti y en lo que tú necesitabas?
Llevo tiempo trabajando en ello. Tenemos una profesión que es fantástica pero que va a un ritmo vertiginoso. Creo que es importantísimo para la estabilidad de cualquiera, aunque aquí hablo a título personal, entender que la vida no es lineal, que a veces estás arriba o abajo, que a veces tienes trabajo y a veces no y que no se pueden dejar todos los huevos en la misma cesta porque hay que desarrollarse en todos los sentidos. Creo que esa evolución no es cosa de un año, sino que no se va a acabar nunca porque el camino de la evolución y el autoconocimiento es infinito.
Aun así, este año sí me ha servido para darme cuenta de que hay que seguir el camino propio. Si en un momento determinado tú lo estás pasando mal en tu trabajo y yo te digo que voy a dejar una cadena donde estoy en una zona de confort asegurada, tú con la mejor intención me vas a decir no me mueva, que fuera hace mucho frío y que está la cosa complicada, por supuesto que sí. Pero claro, si no lo pruebo, si no abogo por esto, si no hago por descubrir cuál es mi propio camino, voy a tener una frustración y una insatisfacción personal que te puede pasar con todo. Con la parte personal en cuanto a relaciones, con la parte de trabajo...
Creo que cada uno tiene que seguir su camino y eso es lo que yo he aprendido este año. ¿He entregado lo que tenía que dar, me quedo tranquila si me voy y voy a hacer mi apuesta desde la sensación de que es mi momento para hacerlo? Sí. Luego esto no te asegura que funcione, no te asegura que tengas el camino y digas 'mira, todo es éxito cuando cambias'. No, porque hoy hay una travesía del desierto y eso también lo he vivido.
¿Tienes un plan B? Porque has dicho que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta.
Sí, amplías el círculo. Yo, aparte del contenido que se genera en redes sociales y las campañas publicitarias a largo plazo, que por suerte se mantienen, también empecé en la docencia. Es una satisfacción personal poder compartir y aprender también de las nuevas generaciones en la comunicación que te enseñan otra perspectiva, otra visión. Además, adoro el mundo del evento y este año ha sido muy interesante aprender de las empresas y sus necesidades y darte cuenta de los miedos que tienen los ejecutivos o los directivos a la hora de enfrentarse a un público.
En resumen, yo creo que lo importante es el movimiento. El movimiento es vida y cuanto te mueves y estás un poco abierto y atento a ver lo que pasa, ahí surgen las ideas. Y por supuesto, a ver, también te digo, lo que más me apasiona en el mundo es la televisión, es el entretenimiento, son los programas, es la adrenalina que nos trae a todos aquí.

Has dejado claro que tienes ganas de trabajar en futuros proyectos en TVE. ¿En qué tipo de proyectos te gustaría, más allá de los formatos de viajes que ya has comentado?
Hay una cosa que he aprendido con el tiempo, que es que hay proyectos que se te plantean, nunca te has imaginado y de repente dices 'madre mía'. A veces hay que dejar el concepto de nuevo entretenimiento en las manos de quien sabe y quien lo está generando, porque es quien lo tantea y son profesionales para ello. Sí tengo claro el tipo de entretenimiento que no haría, pero por una cuestión de comodidad personal. En cualquier caso, las ganas de trabajar están siempre.
Tú piensa también que La conexión está grabada desde el año pasado, por lo tanto, yo me voy a ver en pantalla, pero no voy a generar en pantalla, así necesito el chute de más cosas. Y oye, que no está de más hablar. Pienso que tenemos mucho miedo a decir lo que pensamos y lo que sentimos porque se vaya a malinterpretar, pero por si no ha quedado claro, lo digo: yo quiero trabajar y aquí estoy para ello.
¿Hay conversaciones y reuniones al respecto?
Hay cosas, lo que pasa es que, bueno, ya sabéis que esto siempre es supersecreto.
Tú, que estuviste diez años compartiendo cadena con los rostros de 'Sálvame', ¿qué piensas de las críticas que ha recibido y las bajas audiencias que ha obtenido 'La familia de la tele'?
Tengo un cariño muy especial a La familia de la tele. No sé hacia dónde han ido las críticas porque estoy un poco desconectada del análisis de los programas de televisión, pero sí puedo decir que, al final, la televisión está en un momento de cambio, el espectador también quiere ese cambio y hay que entender que, muchas veces, para llegar al producto concreto, se necesita mucha prueba y error.
A veces los contenidos funcionan y a veces no, y los presentadores o los colaboradores tampoco son culpables de ello. Es un poco una lotería y yo creo que lo que está haciendo TVE es valiente, porque al final no se está supeditando a un tipo concreto de contenido, sino que está ofreciendo una variedad de contenidos para que el espectador pueda elegir. Y en ese camino de valentía, a veces la jugada te sale bien y otras te sale menos bien, pero al menos tienes un feedback que te da oportunidad al cambio.
Es importantísimo entender que la vida no es lineal, que a veces tienes trabajo y a veces no y que no se pueden dejar todos los huevos en la misma cesta
Hay un rejuvenecimiento de los presentadores de TVE. Estás tú, Chenoa, Rodrigo Vázquez, Broncano... ¿qué parte de culpa tenéis en el crecimiento que está teniendo el canal?
Hay ganas de cosas nuevas y eso se nota en el ambiente. Si haces lo mismo con las mismas caras, no hay tanta apuesta como si generaras nuevos contenidos y pusieras caras nuevas. Ahí está, por ejemplo, la mezcla tan interesante que va a hacer ahora como Saber y ganar con el masterpiece [Jordi Hurtado, su presentador de lunes a viernes] y la persona nueva que va a meter algo un poquito diferente al programa [Rodrigo Vázquez, su presentador los fines de semana a partir de septiembre].
Luego también hay algo que en la tele es matador, que es la falta de tiempo para reeducar al espectador. Aquí ese tiempo no existe, y a veces resulta matador, pues hay programas que con el tiempo cogen audiencia y hay programas a los que no se les deja sobrevivir porque no se tiene la paciencia suficiente con ellos. Pero eso no está en nuestras manos, es una decisión de las cadenas.

Lara, ahora que han pasado ya tres años desde tu marcha de 'Supervivientes', ¿qué relación tienes con el programa? Porque hay muchos presentadores que cuando dejan un programa no quieren saber nada de él.
Voy a contar lo que me pasó, y lo cuento tal cual. El primer año sin mí, Supervivientes lo sigue haciendo Bulldog. Entonces fue un revivir todo con todos los compañeros que estaban allí, que me mandaban fotos y demás. De hecho, las veía y era capaz de saber qué estaban haciendo en cada momento antes del directo, cómo se estaban enfrentando, qué ensayos habían tenido y esas cosas. Sin embargo, ver el primer programa con el saludo de Jorge [Javier Vázquez], superemotivo, haciendo alusión a todos mis compañeros desde el helicóptero, me generó muchas emociones y una sensación muy... agridulce. Claro, hice una apuesta personal porque ni el programa ni la cadena me dijeron 'no te queremos aquí', sino que fui yo, que adoraba el programa, la que se fue porque tenía que crecer, salir y evolucionar.
Después de sentir aquello no fui capaz de ver ni un programa más, ni uno. A día de hoy no veo Supervivientes, si soy sincera. Además, yo creo que también hay que saber que en el momento que se cierra una etapa, se cierra y hay que seguir mirando hacia delante y hay que seguir centrándose. Fueron ocho años muy intensos, con muchas emociones, con mucho aprendizaje y con muchos compañeros que siguen allí. Eso sí, lo que sí hago es enterarme de todos los cotilleos cuando mis excompañeras vuelven [ríe]. Digo: '¡Fiesta en pisci! Venga, abrimos unas cervezas y me contáis todos los cotilleos'.
¿Sigues hablando con Jorge Javier?
Sí, sí. A Jorge lo adoro, pero también a Carlos [Sobera] y a Ion [Aramendi], con quienes también hice un vínculo muy cercano en Supervivientes. Tú piensa que hablábamos cada día antes de la gala y nos poníamos al día. Encima con Jorge había una relación muy especial. Me decía 'si la gente supiera realmente cómo eres, que eres una bicha'. Y yo le decía 'lo soy, lo que pasa es que sonrío y engaño'.
Cómo había esa confianza y conocía esa parte de mí, él sabía cómo picarme siempre en directo. Siempre me las tiraba para ver por dónde salía. Era como un duelo de pullas muy divertido. Jorge siempre ha sido, a nivel profesional, muy generoso conmigo. Siempre digo que me ayudó muchísimo a crecer y a brillar en los momentos justos, dándome mi sitio y repartiendo el juego perfecto. Te sacaba totalmente y también te permitía relajarte y disfrutar de otra forma.
.