España sigue 'adicta' al vertedero: recicla menos de lo exigido y desperdicia más residuos

Los municipios españoles siguen 'adictos' a tirar sus residuos a vertederos de basura en lugar de reciclarlos o reutilizarlos. En 2022, el último año analizado, se generaron más desechos, se recicló menos y se vertió más a depósitos, según la estadística del Ministerio de Transición Ecológica.
En España se recicló ese año el 43,2% de los 23 millones de toneladas de residuos municipales generados. Es un poco menos que el curso anterior –que llegó al 43,7%– y, en todo caso, se queda lejos del objetivo exigido por la Unión Europea de llegar al 50% en 2020. Para 2025, la normativa establece que el porcentaje haya llegado, al menos, al 55%.
Si se reciclaron o prepararon para reutilizar 10 millones de toneladas de residuos, ¿qué ocurrió con los 13 millones restantes? Pues la mayoría se tiró, simplemente, a un vertedero de basura. Acabaron en esos depósitos unos 10,8 millones de toneladas de desechos, el 46,6% de los residuos municipales. Es un punto porcentual más que en 2021 y, sobre todo, está bastante por encima del objetivo de limitarlo al 40% en 2025. Por no mencionar el umbral que la norma traza para 2035 que está en un máximo del 10% de todo lo generado.
Toda esa montaña de basura está compuesta, básicamente, por “mezcla de residuos municipales” o lo que es lo mismo, desechos que no se han separado para poder luego reciclar o reutilizar. Kilos y kilos y kilos de materiales desperdiciados.
Porque los municipios solo recogieron separadamente un cuarto de los residuos (el 26,6%). La ley europea pide que sea la mitad en 2035. Tan solo tres comunidades autónomas superan el 40 % de separación: Navarra, Catalunya y Euskadi, mientras que Andalucía, Melilla, Extremadura, Castilla La Mancha, Cantabria, la Región de Murcia y Ceuta se sitúan por debajo del 20 %.
“Es lamentable el estancamiento en la recogida separada de desechos mientras sigue aumentando la deposición en vertederos”, subraya el responsable del área de residuos de Ecologistas en Acción, Carlos Arribas. A la luz de los datos oficiales, “retrocedemos en gestión sostenible de los residuos municipales –insiste Arribas– y estamos lejos o muy lejos de cumplir con los objetivos establecidos en la normativa española y comunitaria, por lo que es previsible que los niveles de reciclaje para 2025 se vuelvan a incumplir”, remata el ecologista.
El problema que los municipios españoles tienen con la gestión de sus basuras viene de lejos y el efecto que pueda tener la ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular de 2022 todavía está por ver.
Estos datos del todavía bajo nivel de recogida separada, reciclaje y reutilización de la gran cantidad de residuos que se generan en los municipios se suman a la reciente constatación del agujero que hay en el circuito de recogida selectiva de los envases de plástico mediante el contenedor amarillo.
Problema enquistado, dinero perdido
En noviembre pasado, un informe del Ministerio de Transición Ecológica reveló que solo se recogía el 41% de las botellas de plástico de usar y tirar puestas en el mercado. Unas 88.000 toneladas de las 214.000 totales. Ese nivel se queda muy por debajo del 70% exigido por la ley de residuos. Eso ha activado la cláusula de la norma que pide que se implante en dos años “un sistema de depósito, devolución y retorno” para recuperar más botellas –e impedir que prolifere aún más la basura plástica–.
El reciclaje y la reutilización no son un capricho ecologista si se mira el análisis de la Unión Europea sobre la economía circular. Detener el ciclo de usar y tirar “reduce la dependencia de materias primas”, explica este examen del Europarlamento. “En 2022, cada europeo consumió 14,9 toneladas de materias primas, según Eurostat”, explica el documento. El balance comercial de la UE en cuanto a materias primas es de un déficit de 29.000 millones de euros. Entre ellas, las materias llamadas “críticas”.
Así que a la protección de medio ambiente al ralentizar el uso y obtención de recursos naturales y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se le añade una componente económica sustancial.
Sin embargo, el responsable de campañas de Greenpeace, Julio Barea, resume que “estamos muy lejos de cumplir”. “De las tres ”R“ de la economía circular ¿dónde está la primera que es la reducción?” En ese sentido, en 2022 hubo un incremento de basura generada al pasar de 22,8 a 23,1 millones de toneladas “y solo hablamos de los residuos domésticos”, puntualiza Barea.
Sobre la reutilización, el ecologista incide en que “está olvidada. Sobre todo porque no tenemos cómo devolver lo reutilizable”. Y “ya se ve que con el reciclaje no basta, no llegamos a los porcentajes establecidos”.
“No se vislumbran en el horizonte cambios disruptivos” para revertir la situación, analiza Carlos Arribas. “Hay muchos municipios que no han establecido la obligatoriedad de la recogida separada de la materia orgánica o que esa recogida es ineficiente”, abunda el ecologista al tiempo que reclama “la implantación del pago por generación que prime la reducción de residuos y la tasa por vertido e incineración” para resolver el problema de gestión de basuras que parece –según muestran los datos oficiales– enquistado.
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