De formar atletas paralímpicos a desaparecer: el Club Náutico de Navarra reclama una solución para seguir a flote

Ya han pasado casi siete años desde que el Club Náutico de Navarra (C.N.N.) no puede entrenarse en condiciones. Fundado en 1968, por casi 50 años había llevado el remo a los jóvenes de Pamplona. Participaban en campeonatos de España, Euskadi y Navarra, y demás regatas. Contaban con equipos desde la categoría benjamín hasta los veteranos, más de 70 integrantes entre deportistas y directivos. En 2017, la ruptura de un azud en el tramo del río Arga donde se entrenaban impidió al club continuar con sus actividades hasta hoy. Con el paso de los años, solo han quedado los veteranos, quienes mantienen vivo un deporte con tanto bagaje en Pamplona. Alberto Garaicoechea, presidente del club, y José Miguel Urra, tesorero del club, con tozudez aún no dan por muerto el remo a pesar de todo.
El club había sido uno de los referentes del deporte en el barrio de la Rochapea. “Llevábamos aquí unos 50 años remando. Han pasado miles de chavales de la Rochapea y de colegios por nuestros cursillos. Ha sido un deporte súper chulo porque todo ha sido junto a la naturaleza”, recuerda Alberto. Los deportistas al inscribirse no tenían que comprar sus botes, pues el club los facilitaba. Además, dentro de las instalaciones del club contaban con pesas y mancuernas para el trabajo de fuerza. Luego competían en distintos escenarios. “Al final nos los llevábamos a competir a Sevilla, a Bañolas, a Legutiano, a Lodosa. Bajábamos continuamente”, complementa José Miguel.
Una de esas deportistas es Estíbaliz Armendariz. Nacida en Pamplona, después de una estancia por estudios y trabajo en Glasgow, en 2004 volvió a su ciudad natal. En busca de un deporte para practicar, recordó que su hermano había competido en remo durante los años 80, por lo que decidió darle una oportunidad y empezó a buscar dónde entrenarse. “Me pasé por el club para apuntarme y ahí empezó el periplo”, recuerda Estíbaliz. A medida que fue progresando de la mano del club, comenzó a participar en campeonatos de Euskadi, de España y en la Liga de Gipuzkoa. En 2019, la Federación Española de Remo realizó una convocatoria para representar a España en certámenes internacionales. Apoyada e impulsada por el club, Estibaliz se presentó a las pruebas físicas y médicas. Finalmente, fue seleccionada para representar a España en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020 en la modalidad de remo en grupo (cuatro remeros y un timonel). “Ahí me colé, también sin dudarlo gracias al club. Ellos me ayudaron a participar en las distintas pruebas de clasificación. En Bañolas, Galicia, campeonatos de España y copas Primavera. Con eso me clasifiqué, y no lo habría hecho sin el club, ni por asomo”, añade Estibaliz sobre el apoyo que recibió del club.
La formación de deportistas en el CNN se vio interrumpida después del invierno de 2017, cuando el azud de Santa Engracia cedió ante la corriente del Arga. El nivel del agua se redujo, y con ello emergieron islotes que no permitían la práctica del remo. Puede no sonar como un gran impedimento, y varias personas le preguntaron a José Miguel por qué no se trasladaban a otro punto del río. “¿Con qué otros tramos de Pamplona, que no llegan ni a 300, 400 metros entonces?”, explica José Miguel. Una regata oficial de remo tiene una distancia de 2000 metros. Con los 700 metros que tenían antes de la ruptura de la presa ya se quedaban cortos, pero al complementar con trabajo de pesas, remo ergómetro y viajes los fines de semana a Lodosa (donde sí se cuenta con un tramo más largo de río y queda el otro club de remo de Navarra) se compensaba esa desventaja.

En busca de soluciones, el club ha acudido múltiples veces al Ayuntamiento de Pamplona. Pero cualquier proyecto de reparación debe ser aprobado por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que hasta la fecha ha rechazado todos los planes para la recuperación del azud. Alegan que, siguiendo las políticas medioambientales de la Unión Europea, buscan la recuperación de los cauces y la eliminación de obstáculos que no tengan un fin concreto.
El Ayuntamiento, durante la última reunión con el club en marzo de 2025, propuso como nueva solución la construcción de un nuevo club en la zona del frontón viejo, detrás de Piscinas Aranzadi. Sin embargo, no es segura su viabilidad debido a los costes que podría conllevar. Además, debe cumplir con ciertas condiciones de seguridad necesarias y el club no considera que la nueva ubicación cumpla con esas características de la misma manera que la actual. “Hay un talud bastante importante de lo que es el paseo al río. Entonces, nosotros cuando salían aquí los chavales, pues los teníamos visualmente controlados e incluso como estaba continuamente la gente paseando por aquí”, explica José Miguel.
Trasladarse a otro pueblo o ciudad no era una solución. Podían ir hasta Lodosa, pero como aclara Alberto: “No podemos estar con un vehículo, un remolque, dos o tres días a la semana fuera de Pamplona a entrenarse. Aparte del peligro de llevar chavales, no nos lo podemos permitir porque eso nos supone un gasto al club grande. Además, cómo metes 15 o 18 chavales que los estás llevando en coches hasta Lodosa hasta pantanos donde no los puedes ni vigilar siquiera. No, es que no nos podemos arriesgar a eso”. Por otro lado, un bote de remo, para una regata Oxford-Cambridge llega a los 16 metros, y otros botes pueden llegar hasta los 18 metros. Se requiere un vehículo de gran tamaño para poder trasladarlos sin correr el riesgo de que se deterioren. A su vez, también se pensó en la posibilidad de entrenarse en el mismo tramo del Arga con el equipo de piragüismo de Pamplona. Sin embargo, puesto que una embarcación de remo requiere de unos 6 metros de ancho para funcionar, no podían entrenarse al mismo tiempo por seguridad.
Ante la falta de alternativas, el club ha intentado proseguir con sus actividades a través de diversos medios. En el 2018 se inauguró un foso equipado con cuatro remos para simular el movimiento en el río. Sin embargo, además de que no prepara del todo al deportista, no presenta resistencia ni corrientes como un río, es monótono y poco llamativo. “Les pones ahí en el foso, al segundo día otra vez en el foso, al tercero ya te dicen que ya no vienen más. Al final, al chaval lo que le gustaba era coger el bote, salir al río y dar una vuelta, estar entrenándose”, añade José Miguel. Lo mismo sucede con los remos ergómetro (máquinas que se pueden encontrar en gimnasios, y simulan el movimiento del remo). “Es insostenible mantener el interés cuando no tienes un río donde salir, cuando solo pueden remar en un remo ergómetro o en un foso de agua. Lo bonito que tiene el remo es salir al río”, confirma Estíbaliz.
En consecuencia, los deportistas fueron dejando el deporte, cambiando a otras actividades, o yendo a entrenarse a otros clubes en otras localidades. Los veteranos se han mantenido activos en las competencias, por ejemplo, al quedar campeones en el Campeonato de España de Yolas celebrado en 2022 en el Parque del Retiro de Madrid. Aunque sin jóvenes nuevos que lleguen a aprender y adoptar el deporte, el club no se proyecta a futuro. “Los veteranos seguimos porque es una forma de mantener esto un poco vivo. Si no, ya no tendríamos nada. Bueno, de hecho, no creo que aguantemos más, porque aquí los veteranos seremos veteranos hasta un momento que digamos que hasta aquí llegamos”, aclara Alberto sobre la vigencia del grupo de veteranos.

“Hemos revuelto Roma con Santiago y al final no hemos conseguido nada”, lamenta José Miguel. “Y no nos vamos porque nos gustaría por lo menos volver a dejar esto activado, y con gente y gente remando en lo que era antes el club de remo. Pero es más difícil cuidar el club en condiciones porque ya ni tenemos dinero ni nada”, remarca Alberto sobre el estado actual del club. Las máquinas se llenan de polvo, las paredes cada vez presentan más humedad, los trofeos acumulan telarañas en rincones del edificio y del embarcadero solo queda el óxido de los pocos barrotes que restan. “Al final te van minando la moral. El primer año bien, el segundo, el tercero, el cuarto, pero ya ves que va pasando el tiempo y al final ya te vas quedando tres tíos. Antes subíamos 30, una vez subimos hasta el Ayuntamiento con los botes, íbamos un montón de gente. Ahora nada”, comenta Alberto. “Es que ya no es una actividad cualquiera, es que es un deporte olímpico que se lleva practicando en Navarra 50 años”, explica José Miguel sobre la importancia del remo en Navarra. “Es algo diferente a los deportes que estamos más acostumbrados. Es un deporte muy igualitario, es adaptable a distintas capacidades y edades, a distintas capacidades y movilidades físicas. Además, el club era económicamente muy accesible para todos, aún más de cara a la juventud. Los chavales de la Rochapea podían entrenarse sin irse lejos de casa”, agrega Estíbaliz sobre los aportes del club a la comunidad.
En última instancia, el club seguirá sin poder entrenarse ni competir. “Para mí es una pena, una gran pérdida, la verdad”, opina Estíbaliz. Aunque todo ha estado apuntando a todo lo contrario, el club ha seguido intentando superar la situación actual y navegar contra corriente. Alberto y José Miguel van de vez en cuando al club, a revisar, limpiar un poco el polvo y hacer el mantenimiento que pueden a los botes. “Eso sí, estaremos así hasta que nos cansemos y nos vayamos. Pero creo que no lo conseguirán tan fácil”, sentencia Alberto. Desde el 2018 han documentado en su página web todo su trabajo para preservar el remo, una lucha ejemplar por mantener a flote un deporte con tanta historia en Pamplona y Navarra.
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