Teror: hay vida más allá de la imagen de la Virgen del Pino

Bulevar de Teror en la tarde-noche del viernes

Silvia Álamo

7 de junio de 2025 20:20 h

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La Calle Nueva tiene el tránsito normal de un viernes por la mañana. Los coches pasan, alguno se para a saludar a los vecinos o comerciantes, la gente entra a desayunar en el McFloppy y en la cafetería de Benítez, hablan con los hermanos Ferrera, saludan a Fayna y compran la fruta del día en las fruterías de la calle, van a la ferretería o a la farmacia. Los trabajadores de las tiendas de ropa, electrodomésticos y muebles siguen atendiendo a los clientes con la misma sonrisa de siempre, también en la zona del Bulevar. La calle Real sí está algo más desolada, pues algunos negocios de la hostelería han aprovechado estos días para coger vacaciones o hacer reformas, pero los turistas siguen entrando a las tiendas de souvenirs y se sacan la tradicional foto en la fachada de la Iglesia.

La bajada de la Virgen del Pino a los municipios de Santa Lucía de Tirajana, Telde y Las Palmas de Gran Canaria afecta al peregrino despistado que entra a la Iglesia y se encuentra con que la imagen no está, pero los vecinos y vecinas de Teror siguen haciendo la vida en su municipio. Y lejos de la visión sombría que algunos medios han proyectado tras la salida de la Virgen, los y las terorenses disfrutan de estos días de sol que han alumbrado a la Villa tras un invierno de mucha lluvia.

Muchos residentes creen que se ha dado una imagen errónea de que el pueblo gira en torno a la imagen de la Virgen del Pino, pues si bien es cierto que es un gran atractivo, Teror tiene muchas potencialidades que, desde el punto de vista de los residentes, no se han sabido explotar. En conversaciones cotidianas muestran la indignación por sentir que solo se promociona la imagen de la Calle Real, despreciando los numerosos paisajes, barrancos, naturaleza y la gastronomía que ofrece la Villa. “Nos han hecho pensar que tenemos que vivir de la Virgen y cuando se va lo vemos como una gran catástrofe, y aquí residimos más de 12.000 personas”, alegan.

“Esta semana he estado por el pueblo y la vida sigue normal a pesar de que la Virgen no está, vi a turistas dando un paseo y comprando, la gente de Teror comiendo en restaurantes o tomando café en los sitios que están abiertos, sigue habiendo ambiente como cualquier otro día”, señala Patricia González, vecina de Teror de toda la vida, en una tarde de compras por las calles del casco.

“Siempre he considerado que Teror es mucho más que la devoción a la Virgen del Pino. Aunque esta tradición atrae a numerosos visitantes, afortunadamente el municipio sigue creciendo”. Y explica orgullosa que hay muchos comercios que han elegido la Villa para abrir sus negocios, que le han dado vida al pueblo y pone en valor el gran potencial natural del entorno. “Además de Osorio, que siempre ha sido un referente, tenemos otros espacios como el Barranco del Álamo, que es precioso, o el sendero del Peñón Chiquito, entre otros lugares que invitan a disfrutar de la naturaleza y del patrimonio local, incluso de su arquitectura”, afirma.

La propietaria de ‘Los sueños de Ico’, Fayna Hernández Afonso, aclara que el tejido comercial de la localidad continúa funcionando con normalidad y sigue siendo una pieza clave en la vida de este municipio de las medianías de Gran Canaria. “El comercio sigue trabajando y la clientela sigue igual”, subrayó, desmintiendo cualquier idea de una merma en la actividad económica de la zona, la merma es la crisis que afecta al sector, “no solo en Teror sino al pequeño y medio empresario”.

A pesar de la ausencia temporal de la Virgen del Pino, Fayna, destaca que el sector servicios, así como el de productos, incluyendo alimentación, ropa y otros, está operando con normalidad, excepto algunos del sector de restauración que han cogido vacaciones, aprovechando la ausencia de la Virgen. Sobre el impacto económico asegura que las ventas han sido como cualquier otro mes. “Hay días buenos y días malos, pero las ventas son normales, a pesar de que la Virgen no está”, afirmó, demostrando que la economía local no ha sufrido grandes alteraciones por esta circunstancia. En su mensaje a la población invita a acercarse a Teror para disfrutar de su casco histórico, su cultura y los servicios que ofrece el municipio. “Nuestro municipio es muy bonito, el casco histórico es precioso, y les invito a venir a Teror a dar un paseo, a disfrutar del día en familia y conocer de cerca el tejido empresarial y sus servicios que ofrecen.

El presidente de la Asociación de Empresarios de Teror (ASETEROR) y propietario de la Dulcería Benítez y el Restaurante El Pórtico, Abián Benítez, es claro y firme al responder a quienes pretenden transmitir la idea de que el municipio ha quedado paralizado o desierto en los últimos días: “Aquí no todo es penumbra. Teror no ha dejado de existir, ni mucho menos. Seguimos siendo un pueblo con vida, con comercios abiertos cada día, que atendemos a nuestra gente, a nuestros vecinos y vecinas, que también viven aquí y comen aquí. No somos solo parte de un decorado turístico ni un parque temático que abre por temporadas.”

Benítez insiste en que Teror es “uno de los pueblos más bonitos de la isla”, pero recalca que hace falta que tanto los propios habitantes como las instituciones se lo crean y actúen en consecuencia. “Tenemos patrimonio, tradición, gastronomía, naturaleza…, necesitamos una imagen real del pueblo, que no se reduzca solo a una postal o a un día de fiesta. Teror es mucho más.” El empresario hace un llamamiento a sus compañeros del sector comercial, hostelero y a las instituciones públicas para que trabajen de forma conjunta en una visión más equilibrada y continua del municipio. “Hay que defender y promover lo que somos cada día del año, pues hay muchas razones para seguir visitando y apostando por Teror.”

La concejala de Turismo del Ayuntamiento de Teror, Laura Quintana, también quiere mostrar la imagen de que “Teror es mucho más que la Virgen del Pino”. Invita a la ciudadanía, residentes y visitantes, a explorar paisajes únicos como la Ruta del Barranco del Álamo, o la Finca de Osorio, donde la naturaleza se convierte en “refugio y aventura”. Quintana insiste en que este lugar, “en el corazón de Gran Canaria”, guarda tesoros naturales, culturales y gastronómicos que van más allá de su icónica devoción.

Laura Quintana considera que hay que llegar a la Villa para saborear la esencia del municipio con los populares chorizos de Teror, los artesanales dulces de las monjas del Císter o de la Dulcería Benítez, así como para disfrutar de la pureza del emblemático manantial de Aguas de Teror. “El municipio es agricultura viva y artesanía con identidad, es también deporte, rutas, senderos y actividad al aire libre. Y, sobre todo, es calma, bienestar, y conexión con uno mismo. Teror deja huella”, sentencia.

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