El plátano repite malos precios en 2024 pese a reducir la exportación en unos 20 millones de kilos

Canarias se apretó el cinturón el pasado 2024 en lo que respecta a su producción comercializada de plátano, pero tal reducción de la oferta anual comercializada (por factores meteorológicos, destrucción de fruta por el temporal de viento y otras condiciones), tanto en los mercados externos como en el interno, el propio de las islas, de poco sirvió para garantizar precios medios percibidos por los agricultores locales en niveles considerados aceptables, que son los que no generan pérdidas debido a la deficitaria aportación del mercado. No es nada nuevo, pues con este 2024 los plataneros isleños ya suman dos ejercicios seguidos con liquidaciones promedios casi siempre por debajo de los costes agrícolas de producción.
En 2024 hubo menos fruta enviada al principal mercado consumidor del plátano de Canarias, el de la Península, pero ello no fue suficiente, seguro que por la combinación de varios factores, para que esa menor oferta de fruta canaria se transformara en mejores precios percibidos por los cosecheros locales, que, si bien en este 2024 han mejorado de forma muy leve las aportaciones del “pésimo año” anterior, ello no ha sido suficiente para dejar de utilizar el calificativo de “año también malo” a la hora de identificar el recién cerrado 2024.
Canarias, según los primeros avances institucionales de datos relacionados con la producción comercializada de plátano en 2024, envió a la Península y otros mercados internacionales, entre ellos el de Marruecos, unos 375 millones de kilos, lo que supone en torno a 21 millones menos que el total del año 2023, cuando esta cifra, ahora sí oficial, alcanzó los 396 millones de kilos.
A esa partida total de salida de fruta desde las islas, con la principal cantidad a casi el único mercado del plátano en el exterior, el del resto de España, hay que añadir la oferta que se comercializó en el mercado interior, en el archipiélago canario, cifra que se avanza en unos 38 millones de kilos, por los 44 millones registrados en 2023. También aquí se aprecia una reducción considerable, como además ocurre con la pica final (la inutilización de fruta o retirada del mercado), que se apunta estará en torno a los 10 millones de kilos reales; o sea, menos de la mitad del umbral existente en 2023, en 26,5 millones, una cifra elevadísima y la segunda mayor marca histórica para el plátano de Canarias. Con todas estas aportaciones, se tiene que el volumen total comercializado, que siempre incluye los kilos de la pica, se hallará en 2024 (pues se está pendiente del registro oficial) entre los 420 y los 425 millones de kilos, mucho menos que el dato oficial de 2023, en 467 millones de kilos (récord histórico para el plátano en las islas), y unos 40 millones más que lo adelantado para 2024.
Pese a esa secuencia de datos, en la que se aprecia una reducción anual de la oferta comercializada desde Canarias, y a los designios de la propia Asprocan, los precios medios percibidos por el agricultor platanero no se llegaron a recuperar y menos a estabilizar en valores óptimos en el ejercicio pasado; tampoco en los meses de otoño e invierno de 2024, un periodo en el que la organización Asprocan eso lo daba por hecho.
Como consecuencia, se puede subrayar que 2024, como ya ocurriera con 2023 (en este ejercicio, incluso de manera algo más acusada), ha vuelto a ser un “año malo” para los intereses de los agricultores isleños, con precios medios percibidos (el dinero que llega a las cuentas de los productores locales antes de descontar sus costes de producción agrícola y satisfechos los del empaquetado y la comercialización) no remunerativos en la mayoría de los casos y muchas veces sin generación de beneficio alguno tras sumar el cobro de la ayuda por kilo comercializado que abona la Unión Europea (UE) dentro del programa Posei, de 0,33 euros por kilo para 420 millones de kilos por año, hasta completar un abono máximo de 141,1 millones de euros en Canarias.
El comportamiento de los precios liquidados al agricultor en noviembre pasado se mantuvo en la línea de lo detectado en los meses previos, desde el derrumbe acusado de inicio del verano y sin recuperación reseñable de niveles aceptables desde entonces. A falta de disponer de datos certeros sobre las liquidaciones de las cooperativas u otras entidades comercializadoras correspondientes al último mes de 2024, se puede decir que, atendiendo a lo ya publicado por el Ministerio de Agricultura (este ha ofrecido datos oficiales acerca de los valores medios de transacción que percibirá el productor canario de plátano por sus ventas a finales de diciembre pasado y a principios de este enero), los niveles promedios siguen sin superar la barrera de los 0,50 euros por kilo, pues se hallan en 0,43 para la última semana de diciembre de 2024 y en 0,42 para la primera de enero de 2025. Como se observa, todo sigue igual o muy parecido.
En relación con los datos de producción comercializada y otros parámetros del año 2024 ya adelantados por distintas fuentes institucionales, entre otras la cooperativa Cupalma (matriz de la organización de productores de plátanos -OPP- Cupalma, la segunda con más producción en las islas), cuyo director gerente, Domingo Martín, es a la vez el presidente de Asprocan, cabe destacar la interpretación que del año pasado ya ha publicado esta misma entidad comercializadora en uno de sus perfiles en redes sociales. Según expone Cupalma, “(…) a falta de datos definitivos, queda plenamente demostrado que la causa fundamental del pico de producción en 2023 fue climática -sic-”, y añade en el mismo post: “(…) en el comienzo del año [en referencia a este 2025], se han animado las ventas y ya han empezado a subir los precios, con dos subidas en dos semanas”.
Como ya se ha mencionado en esta misma información, los valores medios de transacción de la fruta canaria en mercados de la Península en la última semana de diciembre pasado y la primera de este enero, según los datos más recientes ofrecidos por el MAPA, dejan un precio percibido por el agricultor isleño que no supera los 0,43 euros por kilo, un umbral promedio que está muy por debajo de los costes de producción del cosechero local (0,70-0,80 euros por kilo), que, a veces ni sumando la ayuda de la UE, sale de las pérdidas.
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