Un viaje al país de los arvernos: las aguas de Vichy, los castillos y, como meta final, Cluny

Palacio de Congresos de Vichy, una de las muchas joyas arquitectónicas de la famosa ciudad balnearia francesa.

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Al norte de la cadena de volcanes de Chaîne des Puys se extiende otra Auvernia de valles más sosegados y alturas chatas. Aquí, el país se vuelve bastante menos salvaje y domesticado. Se suceden los pueblos y las pequeñas y medianas ciudades en un paisaje de prados y manchas de bosque que está marcado por la cercanía de dos gigantes franceses: el Loira, que desde aquí mira hacia el Atlántico y el Ródano que baja con ímpetu desde las cimas alpinas y va en busca del Mediterráneo. Desde el punto de vista de las aguas (que no el de los kilómetros) estamos en el centro geográfico del país. Los conos imponentes de los Puys van quedando atrás, pero el origen volcánico del terreno queda de manifiesto a través de fuentes termales que han dado paso a ciudades balnearias que ya eran famosas en tiempos de los galos. Una resalta entre todas las demás: Vichy. Esta ciudad bonita ha sido protagonista de dos momentos muy diferentes de la historia de Francia. Fue la ciudad balnearia por antonomasia de las clases altas del país y símbolo del poderío galo durante la Belle Epoque; pero también se convirtió en la capital de la Francia colaboracionista durante la ocupación alemana (1940-1944). Para seguir el itinerario de esta jornada mira los iconos violetas en el mapa.

Qué ver en Vichy.- Si empezamos por el principio lo primero que hay que hacer en Vichy es ir a darse un chapuzón en el gran Hall des Sources (Salón de las fuentes) (Av. du Général Dwight Eisenhower, 7). Hoy podemos ver aquí un elegante salón de baños termales que resume a la perfección los buenos años de la ciudad. Este templo a las aguas es una joya  que parte del neoclasicismo de finales del XIX y va incorporando elementos del art nouveau de principios del XX. Toda una oda a esa Europa de ricos muy ricos y decadentes que van de balneario en balneario gastando el dinero que obtienen de sus rentas y dividendos. Como en una novela de Thomas Mann. Las fuentes son el epicentro de un desarrollo urbano que satisface las necesidades de esparcimiento de estas clases altas del cambio de siglo. Así surgen otras infraestructuras indispensables como la Ópera de Vichy (Rue du Casino, 1); o el Casino Grand Café (Rue du Casino, 7). Este edificio se construyó en 1860 bajo el nombre de ‘La restauration’ y fue durante muchas décadas el café más grande de Europa. Hoy con lo de las ruletas y las tragaperras ha perdido su encanto.

‘La Restauration’... El nombre no es una casualidad. Si hay un nombre que define el nacimiento del boom de Vichy este es Napoleón III. Este personaje tiene una historia singular. Tras la Revolución de 1848, que instauró de nuevo la República, Napoleón logró ser elegido presidente (1851). Pues un año más tarde dio un golpe de estado y se autonombró emperador. Justo en estos momentos del Segundo Imperio, es cuando Vichy eclosiona y se convierte en una pequeña París. Los edificios de estilo haussmann y las villas lujosas crecen como hongos alternando manzanas residenciales y de hoteles lujosos con grandes infraestructuras fastuosas como el Palacio de Congresos (Rue du Casino, 5) o Le grand établissement thermal (Av. du Général Dwight Eisenhower, sn), un balneario gigantesco -casi 200 metros de fachada- construido a principios del XX en estilo orientalista y art decó que es una verdadera pasada (aquí pueden verse los azulejos de art nouveau más bonitos de Europa). Así Vichy se llena de chalets lujosos (el paradigma de estas villas de lujo es el Chalet des Roses (Bd des États Uni, 101), que se puede visitar. Un trago histórico en las Fuentes de Célestins (Rue des Célestins, 1).- Este es el origen de todo. Esta fuente de agua gasificada fue descubierta en el siglo XV y su fama medicinal se extendió por toda Europa. Aún hoy es una de las aguas minerales más consumidas del mundo con más de 60 millones de litros anuales. La famosa agua de Vichy.

Eisenhower, Kennedy, Estados Unidos… Una curiosidad de Vichy.- Cuando preguntamos por qué tantos nombres vinculados con los Estados Unidos en el callejero un señor mayor nos dijo: por vergüenza. Esos nombres intentan borrar el pasado de la ciudad como capital de la Francia ocupada por los alemanes. Decir Petain aquí es como mentar al diablo.

Un valle lleno de Castillos; un Loira en miniatura.- Los alrededores de Vichy están cuajados de viejos castillos. Algunos se han transformado en pequeños o grandes palacios con reformas a lo largo de los siglos pero otros se han mantenido anclados en el tiempo y son un reflejo de la lejana Edad Media. Nosotros recomendamos tres. El Château de Busset (D-121 desde Saint-Yorre) es el más histórico de los tres y también el que presenta una historia más curiosa. Lo que vemos hoy data del XV aunque el origen de la fortaleza se remonta al siglo XIII con conexiones con los reyes de Francia y la orden del Temple. También muy cerca de Vichy está el Château de Verseilles (acceso por D-25) es otro buen ejemplo de arquitectura militar de los siglos XIV y XV. Este castillo no se puede ver por dentro pero tiene el aliciente de que apenas ha sufrido modificaciones en los últimos cinco siglos. Y nuestra tercera recomendación es el Château du Lonzat (D-142). Aquí nos topamos con un casoplón nobiliario del siglo XVIII construido sobre una vieja fortaleza medieval. Salones brutales, arte para parar un tren y jardines espectaculares.

Musée de la figurine, una curiosidad deliciosa (Le Champ de La Garde -D-990 desde N-7-).- Un pequeño gran museo en un lugar perdido de la mano de Dios. Una delicia para los amantes de las figuras y los soldaditos de plomo. Esta colección privada es el fruto de treinta años de coleccionismo de una pareja de apasionados por la historia militar. Todas las figuras han sido pintadas a mano y forman una gran colección que se centra en tres momentos históricos del país: la Orden del Temple; los Caballeros de Borbonés y la Guerra de los 100 años y la Grand Armeé napoleónica. Merece la pena pararse y verlo.

Fin de ruta en Cluny.- Quedaba un poco a desmano, pero la posibilidad de visitar uno de los iconos medievales de toda Europa merecía la pena. Hablar de Cluny es hablar de uno de los centros espirituales y culturales más importantes del Occidente cristiano. La orden de Cluny marcó la pauta de buena parte de las comunidades monásticas durante siglos, pero su huella más profunda es su legado artístico y arquitectónico. Este monasterio se fundó en el siglo X y su regla se convirtió en la guía para más de mil comunidades monásticas de toda Europa. Y durante el siglo XI fue el núcleo irradiador de una de las escuelas arquitectónicas más icónicas del medievo: el Románico. Sólo por eso queríamos ir. Y no salimos defraudados. La Abadía de Cluny es, sin lugar a dudas, el complejo de edificios medievales más importante de Europa. Aquí se puede rastrear la historia del arte europeo desde el siglo XI hasta el XIX pero su hito fundamental es su núcleo románico. La Iglesia y los claustros románicos y góticos sirven de centro de un gran complejo que incluye un museo de arqueología e historia donde se recoge toda la trayectoria de este lugar emblemático. Este museo es uno de los centros dedicados al arte medieval europeo más importantes del mundo.

Fotos bajo Licencia CC:Patrick; Maza; Jean-Pierre Dalbera; jean-louis Zimmermann; Jelle Drok

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