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Destino vacacional de asilo
L.P. Hartley, en El Extranjero, empieza así: “El pasado es un país extranjero. Allí las cosas se hacen de otra manera”. El pasado nuestro fue un país donde Europa y Norteamérica concurrieron para extendernos un pasaporte a la libertad y que ha estado vigente desde que finalizó la segunda guerra mundial, ochenta años. En ese pasaporte se lee derechos y libertades.
La democracia esta acechada por el flanco del Este y por el viento del Oeste. En Oriente, China lo hace proponiendo una alternativa a nuestra democracia electoral, la democracia que opera solo dentro del partido y nunca fuera del mismo como valor superior. En Occidente, la internacional facha-cutre-salchichero-fascista, quiere suspender las instituciones europeas, que ponen a salvo la libertad y los derechos humanos porque es claro que esa libertad de opinión, de movimientos y la libre competitividad que exige e identifica a Europa, eso es lo que determina nuestra libre convivencia que ellos quieren liquidar. Quieren liquidar las instituciones porque es lo que interpone entre fascismo y libertad. Parte de América y su cacaseno presidente no quieren ese país extranjero. Suben aranceles para bajar los impuestos y subir los precios. Utilizan para su juego una ruleta rusa. Imaginen el daño que ya nos está haciendo el pelirrojo si China acapara su hierro como consecuencia de los aranceles y los precios suben tanto que nos ponen difícil construir en Canarias.
Estos populismos menudean en Europa y aquí, en el lugar de la ruleta rusa, sacan los guiñoles: el efecto Pinocho para mentir, el efecto Hamelin para con su flauta prometer sin sentirse comprometido a cumplir. El efecto Gato con Botas que es utilizado por el fascismo para acercarse democráticamente al poder con el ánimo de destruir la democracia. La ultraderecha europea son esos tres guiñoles y una sola amenaza que miente, no cumple y viene a destruir.
La ultraderecha vive instalada en la fábula de las abejas de Mandeville. Sucedió en Inglaterra hace más de 300 años, cuando en un país próspero y corrupto pidieron a Júpiter poseer la virtud y la tuvieron a trueque de perder la prosperidad y a cambio de la vida de millones de abejas. La corrupta amenaza invoca virtud para, so pretexto de erradicar la corrupción, quitarnos el bienestar que trae consigo la paz y la libertad.
Este país extranjero que está en el pasado y aún vive en nuestro presente tenía una razón publica liberal que fue nuestro catecismo durante doscientos años, en Europa y en América bajo el imperio de dos mandamientos: el Estado no debe asumir y menos imponer la concepción de lo bueno y los ciudadanos no deben incorporar razones religiosas o morales en el debate público de derechos y libertades. Dicho en breve, libertad y tolerancia. Lo que dice el pasaporte que quieren hacer caducar.
Hoy en EEUU un payaso pelirrojo tiene los suficientes apoyos electorales para llegar al fin de la noche retirando los límites morales a los mercados. Recordemos que allí algunos no se ponen colorados al hablar de privatizar cárceles o interrogatorios policiales habiendo llegado a proponer la posible venta de la ciudadanía al precio de 100.000 dólares. Porque entienden que ser ciudadanos del mundo es lo mismo que ser ciudadanos de ningún sitio.
En España, la calle contenta y los hogares jodidos. Los jóvenes, con dificultades de acceso a la vivienda. Nos va bien con la duda de si la prosperidad aparente se alimenta de deuda y de fondos europeos. Y en China se centran en la tecnología de la información y al riesgo sin precedentes de deslindar libertad y orden. Sabe que TikTok ya ganó alguna elección en Europa y saben que en Europa debemos convivir con la libertad que lleva dentro la semilla de la destrucción. Europa no puede limitar la libertad de opinión porque es su designio vital y su alma, pero otros pueden aquilatar la libertad para mantener el orden. Los enemigos son ventajistas.
Si no podemos confiar en Oriente y durante cierto tiempo América se libera de su compromiso con la democracia, solo queda Europa, entonces cuando alguien se pregunte de forma figurada por el lugar de asilo le diremos que es Europa, luego no corramos, solo hemos de llegar hasta nosotros mismos. Los puentes que nunca han derribado y desde donde se resistirá están en las instituciones europeas. El enemigo es el fascismo, y como reza el proverbio, a su propia sangre ponen acechanza. Es bien conocido de Europa. Ya lo hemos antes derrotado pero el precio ha sido siempre a pagar a partes. Y se hace preciso antes de terminar decir que, si los antisistema quieren destruir las instituciones, a los nuestros es de rigor atribuir un máximo de rigor y valentía con las mismas que no aparece en la práctica cotidiana. En esa asignatura que podía referirse como salud pública en las instituciones de nuestra democracia, presidente y líder de la oposición se quedan para septiembre.
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